Siempre ha existido una correlación interesante y fascinante entre la disciplina y el rendimiento en el trabajo, y los mejores gerentes parecen entender que se debe tratar de equilibrar un alto nivel de disciplina y decoro, al mismo tiempo de crear un ambiente de alto rendimiento.
Mientras que la disciplina es necesaria en muchas ocasiones, los gerentes deben de tener cuidado para evitar que los empleados quieran renunciar a una actitud de alto desempeño. Tristemente, la imposición de una disciplina algunas veces resulta en una reducción en el desempeño individual, de equipos, o de departamentos. Por obvias razones, la gerencia desea evitar este resultado; sin embargo, puede ocurrir debido al método de disciplina que utilice.
Administrando exitosamente este balance entre la disciplina y el alto desempeño es una combinación de personalidades tanto del gerente como del empleado, situaciones en el lugar de trabajo y presiones, así como técnicas y estrategias efectivas de administración. A continuación mencionamos algunos consejos para administrar esta combinación:
1. Aprende cómo usar progresivamente la disciplina con eficacia. Los nuevos gerentes podrían pensar al principio que la clásica disciplina de “En tu cara” se traducirá en un mayor rendimiento. Pero la disciplina progresiva consiste en ayudar -no castigar- a un empleado, sino a comprender por qué su actuación o las acciones inaceptables en el lugar de trabajo. Esto puede extenderse a ayudar a los empleados a superar el comportamiento. En muchos casos, esta estrategia de disciplina logra el objetivo que busca: Desarrollo de un empleado de alto rendimiento.
2. Las primeras llamadas de atención y de disciplina debe ser orales y privadas. Resistirte la tentación de documentar las primeras actividades de indisciplina le da al empleado la oportunidad de corregir una conducta inaceptable, sin sufrir ningún daño permanente a su carrera. Utilizando puras llamadas de atención orales y regaños discretos y en privado (para evitar la vergüenza pública) le da a la mayoría de las personas la oportunidad de ajustar su conducta y convertirse en miembros productivos de su equipo sin la necesidad de las entradas negativas para su archivo personal.
3. Habla con el empleado para saber si hay problemas externos o personales que provocan la conducta. Como gerente, pasas cerca de la mitad de tus días con tus empleados y, sin embargo, a menudo sabes muy poco sobre su vida personal. Muchas veces, su comportamiento – en particular cuando es inadecuado – es un misterio para ti, pero las presiones personales, incluyendo a los cónyuges, hijos, las finanzas o las enfermedades de la familia, puede afectar al individuo a un nivel que lo lleve a problemas en el trabajo. Tener una conversación personal privada le dará a tu empleado la oportunidad de verbalizar estos temas, brindándole una oportunidad para aclarar las cosas y poner fin a la conducta durante el tiempo de trabajo.
No hay ninguna bala de plata, los directivos eficaces deben desarrollar su propio estilo y el “presentimiento” de situaciones, algunas de las cuales serán copias de los demás. Como siempre, el objetivo es generar un alto rendimiento de todos los miembros del equipo. Utilizando uno o todos estos consejos, te ayudarán a crear un puente para la brecha entre la disciplina y el rendimiento. Los gerentes sin embargo deben aceptar el hecho de que no pueden mandar, exigir, o coaccionar a los empleados para convertirse en miembros modelo del equipo. Sólo se puede darles la oportunidad de eliminar los problemas de disciplina para convertirse en empresas de alto rendimiento.
Fuente: www.mundoejecutivo.mx El presente artículo es una colaboración externa a MundoEjecutivo.com.mx y a Grupo Mundo Ejecutivo Por: KELLY SERVICES
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