Knock out a los jefes tiranos

Sea honesto y no tenga miedo a responder el siguiente test:
• Está altamente estresado y deprimido
• Su tolerancia a la frustración es nula (o sea, generalmente hace una pataleta cuando algún asunto en la oficina no da los resultados que esperaba)
• Siente una angustia extrema por no tener el control total de lo que sucede a su alrededor
• Las relaciones con su equipo de trabajo son un tanto secas o demasiado reservadas
• Se siente rechazado y agredido
• Se le dificulta tomar decisiones
• No rinde los resultados esperados
• Siente un miedo enorme a cometer errores o a fracasar
• Siente miedo a los cambios

Si en el test anterior marcó la mayoría de las anotaciones citadas, probablemente usted sea uno de esos individuos autoritarios que deambulan por los pasillos de su empresa (¡y por la vida!) buscando un perfeccionismo inalcanzable.

Quizá vale la pena que haga una pausa y considere las reflexiones que el psicólogo argentino Walter Riso hace en su libro El poder del pensamiento flexible (Editorial Norma), en el cual sostiene que superar la rigidez mental es muy difícil, pero no imposible. Sólo se requiere desarrollar una mente abierta al cambio.

El también especialista en terapia cognitiva, filosofía y temas de bioética estuvo de visita en México para presentar ésta que es su más reciente obra publicada. En exclusiva platicó con Alto Nivel y compartió las experiencias que lo llevaron a la redacción de este libro.

“Los psicorrígidos te hacen a un lado, te consideran distinto... son personas muy autoritarias que imponen sus decisiones y se caracterizan por una forma de pensar fundamentalista. Su actitud pareciera intrascendente y de no llamar la atención, si no fuera porque es un problema que daña su autoestima, pues en el fondo hablamos de seres con muchos complejos y cuya actitud afecta a quienes los rodean.

Piedra vs arcilla
Para Riso, la rigidez enferma, genera sufrimiento (estrés, depresión, ansiedad, hostilidad) y promueve una violencia individual y social significativa. En su opinión, sólo se requiere desarrollar una mente abierta al cambio para superarla. La mente flexible actúa como un factor de protección contra las enfermedades psicológicas, pero además genera más bienestar, mejores relaciones interpersonales, mejor desempeño en el trabajo y un mayor acercamiento a una vida más tranquila y feliz.

“Quien decide ser flexible se quita un enorme peso de encima al darse cuenta que nada está predeterminado y que, como la arcilla, puede moldear la mente y explorar nuevos caminos. La fórmula radica en que, a pesar de las resistencias y los obstáculos, sepa cómo reinventarse.”

¿Cómo ser flexible?
“Con una revolución de la mente”, enfatiza Riso. Es decir, básicamente se trata de aprender a vencer tres tipos de grandes incapacidades (que las culturas en general no se preocupan por promover):

1. Ir en contra del dogmatismo a través de desarrollar la capacidad de dudar de lo que se cree. “Nadie es dueño de la verdad; entonces, esa estructura cognitiva de no dudar es un error. Se trata de aprender a cuestionar y no asustarse de lo que se descubre.”
2. Revisar los fundamentos de lo que se piensa.
3. Actualizarse para evitar caer en ese cóctel retardatario del oscurantismo, dogmatismo y fundamentalismo. “Ser flexible no es cuestión de creencias políticas, filosóficas o religiosas, sino simplemente un cambio personal”, concluye el autor.

¿Qué contestó?
Si en el test anterior marcó la mayor parte de las anotaciones citadas, probablemente usted sea uno de esos individuos autoritarios que deambulan por los pasillos de su empresa (¡y por la vida!) buscando un perfeccionismo inalcanzable. Quizá vale la pena que haga una pausa y considere las reflexiones hechas en este artículo.
Por: Martha Lydia Anaya

Fuente:altonivel.com.mx