Enrique Ramón ha vivido en Puebla toda su vida y desde muy joven tiene el espíritu emprendedor. A los 17 años comenzó a vender agua porque vio que este servicio le faltaba a algunas casas y negocios. Le pidió dinero prestado a su mamá y fue a comprar una pipa. Empezó a hacerse de clientes, entre ellos, fábricas y hospitales, y en un año adquirió una pipa nueva y luego compró otras 2.
A los 23 años se dio cuenta que vender diesel era más rentable que vender agua, entonces se puso a comercializar este combustible. Al final de cuentas, acabó traspasando el negocio a su socio porque se interesó en crear una fábrica donde hacían piezas de resina. Consiguió una licencia de Disney, pero confiesa que en esta iniciativa le fue mal porque no vendían bien y les costaba muy caro producir.
“Me puse a ver un poquito más a fondo qué iba a hacer y decidí emprender en el negocio de la panificación hace 25 años. Me asocié con mis hermanos y pusimos una panadería chiquita. Mi padre nos prestó dinero y también pedimos un crédito bancario”, expresó Enrique Ramón, director general de Pabisan (La Artesa).
Este empresario produce alrededor de 3 millones de piezas mensuales, tiene 38 tiendas y da empleo a 400 personas. Su producto ya lo vende en tiendas de autoservicio de Los Ángeles, en Estados Unidos, y planea entrar de lleno al estado de California.
“Si las cosas funcionan como las tenemos proyectadas, esto nos va a permitir duplicar nuestras ventas en 2 años. Nada más en este estado”, afirmó el empresario.
Enrique Ramón maneja además otro negocio: una granja porcícola. Empezó con un rancho pequeño y ahora tiene casi 700 vientres. Sin embargo, la panadería es la empresa más importante.
“Siempre me ha gustado emprender y buscar nuevas alternativas. Me gusta pensar en el futuro y ver qué más podemos crear, qué podemos hacer mejor. Me apasiona trabajar, mínimo entre 50 y 60 horas a la semana. Hay días de doce horas”.
Actualmente, el catálogo de la Artesa es de 130 opciones y las formas de comercialización se han transformado.
“Desde hace 15 años cambiamos de fabricación normal a masiva con el fin de reducir costos y manejar mayores volúmenes de venta”, comentó.
En 1999 Enrique empezó a investigar las tendencias europeas. El resultado es que actualmente Artesa tiene un sistema de pan congelado.
“El proceso de fabricación congelamos el producto, luego, lo descongelamos en el punto de venta y ahí se hornea”. La Artesa destaca por su línea de “Pan Saludable” dirigida a diabéticos. También elaboran pan sin gluten y deslactosado.
Fuente: www.mundoejecutivo.com.mx
Publicado por: TuDecides.com.mx
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