Hace unas semanas tome unas vacaciones, no sé si merecidas pero si necesarias. Una visita a San Diego, una entrevista a una baby-sitter mexicana y cinco lecciones de lo cerca pero también de lo lejos que estamos de EU, interesante el sueldo de la babysitter.
Durante uno de los días de mi estancia por la ciudad de San Diego, acordé con mi esposa ir a conocer y, de pasada, comprar algunos productos en el Premium Outlet de San Isidro.
Este centro comercial se ubica exactamente a unos cuantos metros de la frontera mexicana y, dada las referencias con las que yo contaba del lugar, tenía un buen conjunto de tiendas de marcas a precios atractivos.
Sin más, a primeras horas del sábado 16 abordamos el emblemático trolley que corre la línea que va desde Santa Fe y termina su trayecto en San Isidro. Habíamos avanzado unas cinco estaciones cuando en la llamada “Imperial” abordó una mujer de unos 40 años cuyo físico denotaba ser mexicana.
A los pocos minutos corroboré mi percepción, pues en escuchándonos hablar en español nos preguntó si vivíamos en Tijuana. Respondimos que no, que proveníamos del Distrito Federal, y ella acotó, por su parte, que vivía desde los ocho años en la ciudad fronteriza del norte.
Mi espíritu periodístico se hizo presente y comencé a cuestionarla peor que la “migra”:
—¿A qué te dedicas?
—Trabajo desde hace 20 años como babysitter.
— ¿Cruzas la frontera todos los días?
—Sí. De hecho, cuento con visa preferente para no hacer filas.
—¿Cuánto te pagan, cuál es tu horario….?
De sus respuestas y mi observación rescato 5 enseñanzas que descubrí o revalidé en un trayecto de los tan solo 25 minutos que duró nuestro trayecto:
1.- Esta babysitter mexicana gana al día 100 dólares por un horario de las 10 de la mañana a las 4 de la tarde.
Los viernes, día en que salen sus patrones por la noche, se queda a dormir en casa de ellos y, por cuidar al niño de dos años, recibe otros 100.00 dólares.
Si las cuentas no me fallan son 600.00 dólares a la semana, unos $2,400.00 al mes. Multiplicados a 13 pesos por dólar, nuestra connacional recibe 31,200.00 pesos mensuales, libres de polvo y paja, y hasta de impuestos.
No digo que todos aquellos que viven en Tijuana y trabajan en San Diego tengan tal fortuna, pero que desempeñando una misma función que quienes viven en México les va infinitamente mejor en la tierra de las estrellas que en la del nopal es una triste realidad.
Con todo, nada ni nadie podrá evitar que la frontera con mayor tránsito del mundo (literal) modifiquen su comportamiento.
2.- Los mexicanos tenemos una capacidad de adaptación increíble.
Ciertamente, el dominio del idioma inglés de mi interrogada era muy bueno (entendía todas las señales que eran emitidas por el altavoz del trolley). Cuando le cuestioné sobre esta situación me dijo que los primeros meses no entendía nada, que la comida no le gustaba y que para pasar tuvo que recurrir a cualquier cantidad de métodos, pues no tenía visa. Finalmente se adaptó y gana más que cientos de miles de profesionistas en México.
3.-Entre sus manos me percaté que llevaba cinco periódicos iguales.
Está por demás señalar que le pregunté para que los quería. Su respuesta fue sin titubeos: “Recorto los cupones y aprovecho los descuentos que me convienen”. En Estados Unidos es común que existan descuentos acumulables a las promociones y si le agregas los cupones son ofertas extras muy considerables. En México eso de los cupones no resulta, nos da pena o nos sentimos menos por utilizarlos.
4.- Es correcta aquella afirmación de que muchos mexicanos, por el simple hecho de atravesar la frontera se comportan de otro modo.
No tiran basura, manejan con civismo, cumplen con la ley y las normas, etc. Sin embargo, existe otra cantidad que no cambia y siguen siendo iguales. La cuna y la falta de educación es su constante.
Lo digo por el descuido que mostraba esta ruta rumbo a la frontera. La mayoría eran mexicanos y los suelos estaban llenos de basura, así como la inevitable indicación de que no subieran los pies a los asientos. Basura y mensajes sobre buen comportamiento solo pude observarlos en esta ruta del trolley.
5.- Y quizá, lo más importante: qué lejos estamos de contar con un transporte intermodal de primer mundo.
En cada estación existía un conjunto de opciones para continuar el trayecto. Taxis estacionados, autobuses que salían a horario determinado o incluso tranvías.
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Fuente: www.altonivel.com.mx / Ulises Navarro D´CEOS
Publicado por: TuDecides.com.mx
Edición: Adrián Soltero
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