Entérate cómo Simón Hamparzumian logró levantarse de un gran fracaso para sacar adelante, a los 50 años, un negocio que hoy emplea a más de mil personas y atiende a 1.3 millones de clientes al año
Simón Hamparzumian hoy lo tiene claro. A golpes aprendió que se debe luchar por el éxito en los negocios, que cada fracaso no necesariamente es un desastre y que la capacidad de levantarse después de tropezar es ser parte del carácter de todo emprendedor. A los 68 años, el jefe de la cadena de restaurantes de mariscos Fisher's, se dedica a administrar tranquilamente el negocio que ha visto crecer desde su nacimiento en Naucalpan, Edo. de México, hasta convertirse en un grupo restaurantero con sucursales en el Distrito Federal, Puebla, Ixtapa y Acapulco.
La fuerza del destino
El espíritu emprendedor aún seguía vivo. En 1989, libre de deudas, Simón estaba listo para comenzar de nuevo gracias a la ayuda financiera que recibió de algunos amigos. "Tenía en mente abrir un pequeño restaurante de mariscos en Naucalpan junto con mis hijos Charles, Gabriel y Simón. Pensé en el nombre Fisher's porque me pareció atractivo para el público y, sobre todo, porque se explicaba solo y así evitaba gastos de promoción".
Al principio, la idea era crear un lugar de comida rápida y muy económico, pero el concepto no funcionó. La respuesta fue más sencilla aún: abrir un pequeño restaurante, con sólo cuatro mesas. "Nuestro secreto fue siempre atender a los clientes con gran respeto, amistad y mucha calidad en los platillos", dice Simón. "Somos anfitriones por excelencia".
El modelo funcionó y, a los siete meses, el local empezó a dejar utilidades. Y no pararon de crecer. Antes de 1991 el restaurante tenía ya 16 mesas; seis meses después, el número se había duplicado. En 1992, Hamparzumian abrió un segundo restaurante en Naucalpan, en Lomas Verdes, administrado por su hijo mayor. En 1993, el emprendedor pudo pagar el dinero que le habían prestado sus amigos para iniciar el negocio, al tiempo que decidía modificar la pequeña estructura para concentrar las compras y así asegurar la misma calidad en los dos locales. Fisher's, entonces, estaba listo para expandirse hacia otras zonas de la ciudad.
Con la ayuda de sus hijos y su sobrino Jacob, Hamparzumian logró posicionar a Fisher's como un restaurante de mariscos de calidad y, en 1995, abrió un restaurante en Polanco, que se convirtió en un gran éxito entre los sofisticados comensales de ese sector de la Ciudad de México. Esto le permitió abrir, en 2000, un cuarto establecimiento en la Colonia Nápoles y, dos años más tarde, un quinto en Santa Fe.
"Todo iba muy bien, pero decidimos tomarnos un descanso y permitir que el negocio creciera de manera organizada", recuerda Simón. En 2001, sus hijos, preocupados por todas las horas que su padre invertía en el trabajo desde hacía ya muchos años, le pidieron que les dejara la administración de los restaurantes. El empresario cedió, pero no por mucho tiempo.
Después del "retiro", Hamparzumian regresó al trabajo, pero a una empresa mucho más estructurada, donde sus hijos lideran en todas las áreas: Charles es el director general, Simón está a cargo de las finanzas y Gabriel lleva la imagen corporativa. "Pero todavía soy Don Capitán en Naucalpan", bromea. "Ahí soy el jefe; el único jefe".
Pronto, la expansión continuó. En 2005 inauguraron otro Fisher's en el centro turístico de Ixtapa en la costa del Pacífico y, un año después, abrieron dos más en Puebla y en la Plaza Duraznos en las Lomas. Ese año, el primer restaurante Fisher's en Acapulco inició con éxito. Para entonces, el imperio se había diversificado para inaugurar el Big Red Bar en Polanco y el Big Yellow Bar en Santa Fe.
Para crecer y no perder calidad, se tomaron resguardos. Además de la centralización en las compras, desde 1996 la empresa elabora su propio pan y galletas, y cuenta con un taller de mantenimiento de carpintería y herrería para sus locales. También, se recicla papel, vidrio y productos orgánicos.
Hoy, Grupo Fisher's cuenta con unos mil empleados en 13 restaurantes, atiende a 1.3 millones de clientes al año y tiene un valor bruto en el mercado de 30 millones de dólares. Nada mal para un negocio que inició de la nada con dinero prestado por amigos.
¿Dónde está el secreto? Simón tiene este mensaje para los emprendedores que inician sus negocios: "La dedicación traerá sus propios dividendos. Concéntrate en la calidad y el servicio, y el dinero llegará a su debido tiempo. Trata de ser el mejor en tu campo. Recuerda que el éxito no llega por tener buena suerte, sino por la dedicación".
El paso siguiente: expandir la marca fuera de México.
Claves
* No darse por vencido: la fuerza del emprendedor está en levantarse después de caer.
* Adaptar el modelo de negocios a lo que realmente quiere el cliente.
* Crecer en forma ordenada, ajustando la velocidad de expansión cuando es necesario.
* Saber delegar y asignar áreas de responsabilidad directa a los hijos o sucesores.
* Concentrarse en la calidad y el servicio.
* Dedicación, dedicación, dedicación.
Por: Graeme Stewart
Publicado por: TuDecides.com.mx
Edición: Adrián Soltero
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