La taquigrafía es un método que incrementa la velocidad de escritura en una lengua. Deriva del griego: stenography stenos (estrecho) y graphē (escritura). En Grecia apareció una lápida en la que un joven -el vencedor en un concurso de estenografía- sostenía una tablilla de cera y en la mano derecha empuña el punzón con el que grabó los signos.
Los romanos recibieron de los griegos las bases de la escritura abreviada. Marco Tulio recreó una estenografía con abreviaturas, terminaciones y prefijos que fue introducida en las escuelas como una disciplina necesaria para ingresar a un empleo público. En 1558 el inglés Timothy Bright patentó un sistema de taquigrafía que con otros se extendió como reguero de pólvora por todo el mundo.
Para aumentar la velocidad de escritura la taquigrafía omite parte de lo dicho, por eso lo copiado por el taquígrafo no se entiende y debe reconstruir el texto a su formato anterior. Con entrenamiento un taquígrafo llega a escribir a la velocidad del habla.
Sistema geométrico. Se basa en círculos, semicírculos, líneas rectas horizontales, verticales o diagonales. Los primeros sistemas modernos fueron geométricos.
Sistema alfabético. Esta taquigrafía se basa en los movimientos comunes del escritor.
Sistema de semiescritura. Puede ser considerado un intermedio entre ambos sistemas. El sistema fue introducido por Gregg en 1888.
Sistema de escritura sin signos. Es una evolución de los métodos anteriores y un retorno al sistema alfabético, para quienes precisan escribir rápido sin gran velocidad.
La taquigrafía sin signos es una técnica de audio y lectoescritura, ejecutable en teclados alfanuméricos o manualmente, que puede ser aplicada a la escucha y la lectura.
Lo más estudiado fue la escucha pero como el subrayado de textos lentifica la lectura se creó una taquigrafía adaptada al acto de leer.
El sistema geométrico perdió importancia con la aparición de la “grabadora de sonido” y por la complejidad que implicaba aprenderlo. La taquigrafía sin signos creció porque los estudiantes hallaron en ella un modo sencillo de optimizar la toma de apuntes sin signos artificiales ya que se basa en el alfabeto que conocen desde la primera infancia.
Para los puristas no es taquigrafía pero así el estudiante no debe dedicar años a la taquigrafía del símbolo con la que alcanzarían 200 palabras por minuto, pero sí pueden lograr entre 60 y 100.
El por qué del sistema. Cada vez se hace más necesario correr una carrera contra el reloj y renunciar a muchas cosas. La ecuación del hombre con el tiempo ya no cierra. La escritura veloz no se limita a cuestiones comerciales, su proyección incluye al ejecutivo para registrar convenciones, al profesional para transcribir informes y datos de interés, al estudiante para tomar apuntes; todos precisamos poder escribir al ritmo del habla.
Como especialidad la taquigrafía quedó relegada a quienes la dominan como profesión. Y es lógico que así sea ya que demanda mucho estudio, práctica y preparación cultural. No sería un buen criterio tanto esfuerzo para aplicar los frutos sólo en forma esporádica.
El sistema de escritura veloz viene a llenar ese vacío permitiendo escribir con velocidad taquigráfica sin largos y tediosos estudios, con economía de tiempos y esfuerzos.
Sin embargo, no se trata de una escritura en clave o de un catálogo de abreviaturas. Es un método completo con reglas teóricas debidamente analizadas y sintetizadas. Pacientes estudios sobre métodos conocidos lograron crear nuevas reglas taquigráficas sin modificar el abecedario común y con una velocidad mínima de 80 palabras por minuto.
Taquidactilografía. El sistema de escritura veloz puede emplearse en la PC o en la máquina de escribir. Para eso hay que saber escribir al tacto. Las reglas que se emplean son sencillas y de fácil aplicación, siguiendo el proceso de la palabra oral. Para escribir más de 100 palabras por minuto el secreto es automatizar e internalizar la técnica.
Con la bipedestación la mano transfirió a las piernas la locomoción y realizó otras tareas, como tomar el alimento, que antes hacía la boca. En posición erecta el cerebro creció. Lejos de la tierra, fue el símbolo intelectual y los ojos su instrumento. Así se produjo la división entre lo sensorial y lo intelectual. El sector abdominal, que se siente como tensión en el estómago, nos recuerda nuestro pasado animal.
De la mano al cerebro. La mano contribuyó al desarrollo del cerebro y se convirtió en ejecutora de sus decisiones. La palabra creó un mundo cultural y simbólico. La imprenta y la educación masiva situaron en el hemisferio izquierdo la razón y en el derecho la intuición, la creatividad y las emociones. Un cable de fibras nerviosas los une, facilitando la cooperación entre estas dos formas de pensar.
Sócrates fue hijo de una partera y partero de las almas. Lo hacía preguntando: ¿qué es la belleza? ¿qué hace que lo bello sea bello? Las respuestas eran cada vez más breves hasta que el otro reconocía su ignorancia. Sócrates dijo “sólo sé que no se nada”, era partero de ideas pero no daba a luz: cada persona lo hacía conociéndose a sí misma. Escuchar la voz interior y saber lo que se quiere es lograr motivación.
Aprender a escuchar. El aprendizaje es progresivo: reproducción textual, decir con otras palabras, descifrar emociones, sintetizar, demostrar interés haciendo feedback, preguntar, mirar a la cara, tomar notas. La clave es no dialogar con uno mismo sino abrir la mente. Escuchar es construir redes de comunicación, de expertos, de conocimientos y de confianza. Tenemos dos orejas y una sola lengua para escuchar el doble de lo que decimos.
Se puede hablar sin decir y oír sin escuchar. Hay que mejorar la calidad del diálogo. Sólo el 7% es verbal, lo emocional se expresa con tonos, expresiones y ademanes. Hay que observar más lo que se hace que lo que se dice. No basta con simpatizar, empatía es sentir lo que el otro siente, saber lo que le pasa, detectar la congruencia entre lo que dice, piensa y corporiza. La empatía crea la destreza social.
Los hombres expresan el libreto que la cultura les permite. Pueden minimizar o exagerar. Las emociones contagian y se transfieren como un virus. Quien sabe escuchar, incrementa su poder de persuasión que se mide por el grado de influencia. Los que se “meten a la gente en el bolsillo” saben conectarse. La clave es realizar un identikit auditivo.
Quien no escucha vende productos, quien sabe escuchar vende soluciones. Las mejores empresas son las que escuchan al cliente porque pueden transmitir el mensaje apropiado.
Poner la oreja. La credibilidad crece al entregarse primero para poder influir después, en lugar de dar consejos. Saber escuchar exige dejar de juzgar, crear un espacio de silencio para responder con responsabilidad, sabiendo manejar las propias emociones. Se recuerda el 5% de lo que se escucha, el 25% de lo que se ve y el 90 % de lo que se hace. Por lo tanto, hay que escuchar activamente, con entusiasmo, haciendo de la escucha un acto.
Cursos de Audición. Como escuchar es más que oír, es necesario capacitarse. La lectura rápida y la capacidad de escucha se potencian con métodos de estudio que enseñan a jerarquizar y sintetizar los contenidos, dominando los principios del análisis y de la síntesis.
Esto contribuye a no escribir todo lo que se escucha o lo que se lee y a usar la escritura veloz para lo que es importante o significativo. La memoria es un complemento eficaz si funciona como en el cine, donde se recuerda el film sin anotaciones, repeticiones, ni repasos. La clave es poder reconstruir el original de lo escuchado o leído. Einstein decía que “estaba seguro que sabía lo que podía explicar a su abuelita”. Los mapas conceptuales y la grafosíntesis de los conceptos en imágenes, son técnicas complementarias para demostrar y ordenar el saber. Los cursos incluyen sistemas de reorganización del discurso.
El alfabeto taquigráfico La escritura sin signos y la taquidactilografía se basan en el alfabeto tradicional, usando algunas consonantes: b c d f g h j l m n ñ p r s t v y y las vocales para construir taquigramas arbitrarios que representan los sonidos. La ortografía taquigráfica suprime o sustituye algunas letras del alfabeto corriente. La escritura fonética trabaja con las terminaciones y prefijos variando sus elementos sin alterar el conjunto fonético. Es la parte de la taquigrafía que más que contribuye a adquirir velocidad.
Las abreviaturas taquigráficas se construyen arbitrariamente e incluyen frasenogramas, que son enlaces de palabras que puedan unirse y reconocerse fácilmente. Existen abreviaturas de uso común y otras referidas al lenguaje de una actividad, de una ciencia o de un arte, que pueden subdividirse en comerciales, parlamentarias, forenses, etc.
Speed writing. Al tratarse de un método fonético la taquigrafía sin signos se adapta a cualquier idioma. Veamos algunos ejemplos.
Omitir vocales: background bkgnd /estimate estmt
Utilizar sílabas en lugar de la palabra: politics pol/ environment env
Usar abreviaturas: psychology psych/ experience exp
O números por sílabas: foreign 4n/ intuition n2ition
Frase ejemplo: The new book is big/ nu bk s bg
Muchos siglos han pasado pero todavía se asocia a la TAQUIGRAFÍA con los signos que se estudiaban en el colegio, sin saber que significa la ESCRITURA VELOZ. En esta época de cambios vertiginosos no podemos quedarnos en el pasado y repetir sus recetas en contextos distintos. Hay que apostar por el presente con los ojos puestos en el futuro, que es la forma que tiene el porvenir de intervenir en el cambio. El futuro no existe, debemos inventarlo y escribirlo con palabras cada vez más cortas, que movilicen los conceptos constructores de un pensamiento cada vez más creativo, estratégico y veloz.
Dr. Horacio Krell. Director de ILVEM, entidad dedicada al desarrollo de la inteligencia humana.
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