Qué hacer cuando renuncias y te presentan una contraoferta

En este punto, la única pregunta importante es qué tan seguro estás de dejar tu "actual" lugar de trabajo. Si tu respuesta es "nunca había estado tan seguro de una decisión", es mejor, diplomáticamente, dejar claro que para ti llegó el momento de cerrar un ciclo y que tu intención no es negociar, sino acordar una salida profesional.

Si las cosas siempre fueran así, nunca habría problemas. Pero, regularmente, los hay. "Varias veces he cerrado acuerdos con personas que me confirman que ya está todo arreglado", cuenta Juan José, gerente de ventas de una empresa de distribución. "Pero, uno o dos días después de la entrevista, llaman diciendo que recibieron una mejor oferta de su empleador y que han decidido quedarse".

El problema, dice Juan José, es que esa persona queda prácticamente "vetada" en su empresa. Pero no sólo eso. La empresa está evaluando la firma de un pre-contrato para cerrar la decisión. "Eso es bueno y malo", dice el ejecutivo. "Bueno porque nos asegura contar con una persona en un momento determinado y no perder tiempo, y malo porque lo mejor es siempre tener libertad para decidir qué quieres hacer".

Headhunters y asesores en selección de personal recomiendan, sobre todo, que nunca comuniques tu renuncia si no estás completamente seguro del próximo paso. Aquí, tienes dos opciones.

a) Renuncias pase lo que pase y te ofrezcan lo que te ofrezcan.
b) Renuncias, dejando la posibilidad de negociar un incremento salarial, mejores condiciones o un ascenso.

El camino b) es el complejo. Si esta es tú posición hoy, la recomendación es muy sencilla: dile a quienes te ofrecen el "nuevo trabajo" que necesitas dos días para confirmar tu decisión, "básicamente por cuestiones personales y porque es una decisión muy importante para mí y sé que también para la empresa". Nunca digas que estás "ganando tiempo" para negociar en tu "actual trabajo".

Sólo entonces debes hablar con tu jefe y contarle que has recibido una oferta y que vas a dejar la compañía. No digas "estoy pensando irme", sino "me voy". Debes ser firme, pero no majadero; agradecido, pero no dudar. Luego, dependiendo de su postura, sabras si tienes espacio para negociar o si llegó el momento de cambiar de empresa.

Si tu jefe se enoja, recuerda que es su problema y no el tuyo. No debes sentirte afectado por tomar una decisión que te hará crecer profesionalmente. Si intenta el chantaje emocional ("aquí te hemos ayudado a ti y a tu familia", "te abrimos las puertas cuando nadie confiaba en ti"...) es el momento de insistir en que es una decisión tomada. No eres desleal por elegir trabajar en una empresa distinta.

Ahora bien, si tú interés es negociar y realmente quedarte en la empresa, debes aprovechar este momento. Quizá nunca tengas una mejor posición negociadora. En este punto, sigue estos consejos:

Deja en claro que tienes una buena oferta.
Sólo después de que tu jefe te abra la puerta a una negociación, entra en el juego. Nunca antes. Si lo haces, tu jefe se dará cuenta y te hará una oferta pequeña.
Cualquier propuesta que suene a "te damos lo que quieras" probablemente no sea seria. Exige información detallada.

Si te gusta la oferta, pídela por escrito, aunque suene fuerte. Son muchísimos los casos de "malos entendidos". Puedes suavizar la petición diciendo que quieres pensarlo con tranquilidad y un documento te facilitará el análisis.

Si te piden tiempo para pensar una propuesta, no des más de 24 horas (siempre debe ser menos del tiempo que tú necesitas para responder en el "nuevo trabajo"). Es posible que la empresa intente, en ese lapso, buscar un reemplazante.

Si consigues un gran nuevo trabajo sólo debes festejar y poner tus energías al servicio de este desafío. Si decides quedarte, intenta no hablar de tu negociación con compañeros de trabajo, quienes pueden resentir tu nueva situación.

Fuente: http://www.voypormas.com/