México es el sexto productor mundial de carne de bovino. Produce casi el 2.88% del “beef” en el mundo gracias a sus más de 28 millones de vacas y becerros. Además, cuenta con otras cuatro millones de cabezas destinadas a producir lácteos, según cifras de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (Sagarpa) y de la Asociación Mexicana de Engordadores de Ganado Bovino (Ameg).
El gremio ganadero emplea a unas 165 mil personas y genera más de un millón de empleos indirectos, según Ameg. No obstante, la sequía, la falta de capacitación profesional y el inestable precio de commodities como el grano, ponen en riesgo la supervivencia de miles de pequeños productores.
Para Álvaro Ley, presidente de la Ameg, entrevistado por AltoNivel.com.mx, la situación es “crítica”, debido a que la mayoría de las empresas ganaderas mexicanas no están integradas verticalmente, lo que les impide obtener mayores márgenes de ganancia.
“Agrupamos a 425 explotaciones, pero sólo algunos estamos integrados con corral y engordadero, planta de alimentos, rastros y empaque. Lo que pasa es que en promedio cada productor tiene sólo 30 cabezas de ganado y no está integrado, a ellos es a quienes más les afecta la subida del grano y la sequía”, explica Ley.
No obstante, la Ameg calcula que la producción nacional de carne superó las mil 800 toneladas en 2012 y que más de la mitad es de tipo beef. Así, a pesar de los problemas que enfrenta el sector, éste ha tenido un desarrollo positivo, sobre todo después de la crisis de las “vacas locas” que golpeó a las exportaciones de carne de Estados Unidos y Canadá hace algunos años.
Esa situación fue aprovechada por los ganaderos mexicanos para comenzar a surtir a América del Norte, pero también a otros mercados en Asia, Europa y África. México llegó a ser el principal exportador de carne a Estados Unidos y se ha mantenido entre los primeros tres de manera sostenida.
“Hemos tenido incrementos anuales de exportaciones muy importantes y han disminuido las importaciones de carne. Nos sentimos muy orgullosos de ese éxito. En China ya se celebraron convenios para exportar cerdo y estamos negociando para hacer lo mismo con bovino”, comenta el presidente de la Ameg, quien explica que Japón y Corea se ubican como el tercer y cuarto destino de exportación para la carne mexicana.
Ley considera que el mercado europeo también interesa al productor mexicano, debido a los buenos precios a los que se vende el producto y el elevado consumo de carne en países como Italia e Inglaterra. En estos mercados, el principal desafío para el producto nacional es la capacidad de contar con un sistema completo de trazabilidad, que permita a los supermercados, comercios e incluso al consumidor final saber de qué lote procede la carne y, a su vez, que las autoridades sanitarias puedan rastrear el origen de cada lote en todo momento, lo que resulta fundamental, para evitar la propagación de enfermedades o aislar los lotes que no cumplen con la calidad necesaria.
“Contamos con un estatus sanitario envidiable que nos permite exportar a cualquier país. Con Estados Unidos se tiene un convenio hace años, gracias a que tenemos productores muy calificados y tan competitivos como los mejores de ese país”, asegura Ley.
No obstante, Rusia, el segundo mercado de exportación para la carne mexicana, después de Estados Unidos, estableció recientemente nuevas medidas sanitarias que prohibieron la importación de ciertos productos, lo que impulsó a la Ameg a enviar una delegación a ese país que ya se encuentra estudiando los nuevos protocolos, para satisfacer las demandas del mercado ruso.
A futuro, el crédito será clave
Garantizar el “abasto de becerro”, impedir que su precio baje demasiado, y mantenerlo a un promedio de 30 pesos por kilo, así como implantar un programa nacional de capacitación que contribuya a mejorar la productividad, sobre todo de los pequeños ganaderos, son los principales retos del sector, según la Ameg. Pero la financiación es un tema central.
“Los requerimientos de capital de trabajo se han incrementado, hacen falta técnicos, veterinarios y personal capacitado. Los productores tienen que comprar los becerros de contado, para después pasar por un periodo de engordado de 150 días. Además, todavía pasan algunas semanas más, para hacer el sacrificio y el empaque”, explica Ley, quien afirma que durante ese tiempo los pequeños ganaderos que no son sujetos de crédito, pasan muchos problemas financieros.
Por eso, la Ameg propone crear un plan de financiación en colaboración con instituciones como Financiera Rural, que permita comprar becerros a crédito, mediante un acuerdo entre la financiera, Ameg y los pequeños productores.
El objetivo a medio plazo del sector ganadero bovino es lograr un 50% más de productividad, reducir sus gastos e incrementar sus márgenes. Para ello, solicitan un plan integral de financiamiento, así como un programa de capacitación de recursos humanos.
Las empresas del sector están encabezadas por SuKarne, la número uno del país, con oficinas centrales en Culiacán, Sinaloa, explotaciones en Nuevo León, Baja California, Michoacán, Durango y otros Estados. Esta empresa alcanza el 19% de la cuota del mercado nacional y representa el 80% de las exportaciones mexicanas de carne. Tanto SuKarne como otras empresas cuentan con certificaciones de calidad homologadas a nivel internacional. “Prácticamente toda la carne que venden los autoservicios está certificada”, asegura el presidente de la Ameg.
¿Qué te parecen los cortes de carne mexicanos en relación a los de otros países del mundo?
Fuente: www.altonivel.com.mx / Por: Elie Smilovitz / Twitter: @smilovitz
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