(CNNExpansión.com) Prácticamente todos los días escuchamos que el banco central no tiene el poder para resolver las asombrosas condiciones de la economía de Estados Unidos. La torpe supervisión de la Reserva Federal durante la burbuja de las viviendas, cuando billones de dólares fueron gastados sin motivo, no es de ayuda para mejorar esta postura.
Pero en un lugar, la reputación de omnipotencia de la Fed se mantiene intacta. Bernanke dijo hace algunos meses que intentaría hacer que la inflación aumentara modestamente otra vez para restablecer tanto el crecimiento como los empleos en la economía abatida por la deuda en Estados Unidos, y ahora los críticos le están tomando la palabra, y mucho más que eso.
Los escépticos de la Fed están muy contentos como para culpar a Bernanke del aumento del precio de los alimentos y del combustible, aunque la evidencia muestra que la Fed tuvo un papel de apoyo en este drama tan desafortunado.
Las verdaderas estrellas de la historia del aumento del cobre, del maíz y de los precios del ganado son los crecientes ingresos y apetitos en Asia y en otras economías emergentes. Esa combinación aumenta la demanda de bienes y materias primas que no disminuye con los precios a la alza. Otra aparición estelar es la de los políticos extranjeros que cruzan los dedos con la esperanza (que suelen tener los políticos) de que la fiesta termine sin incidentes mayores.
Esto indica que el alza en el precio de los alimentos es en realidad el precio de entrada al juego del crecimiento mundial, y podría persistir sin importar lo que se haga en Estados Unidos. Pero... ¿por qué sufrir por los detalles cuando en Washington hay un saco de golpear disponible?
"Se cree que la Fed es el dios de todo", dice David Beckworth, profesor de economía en la Universidad Estatal de Texas, quien publica un blog sobre los planes del banco central. "Pero eso traiciona la perspectiva de que Estados Unidos tiene una participación más central en estos desarrollos de la que realmente tiene".
Como el precio de las materias primas se valúa en dólares, cualquier aumento sustancial en los precios de cosas como el petróleo, oro y semillas de linaza refleja, al menos en cierta parte, una caída en el valor del dólar. Esto encaja bien con el aumento en el precio de las materias primas en la última década de debilidad del dólar, y con el argumento de que el objetivo tácito del programa de compra de bonos QE2 (facilitación económica) de la Reserva Federal es aumentar las exportaciones de Estados Unidos abaratando el dólar contra otras monedas.
Pero no encaja tan bien con la oportunidad real de los golpes en los precios agrícolas del año pasado. El precio del trigo, azúcar y algodón, por nombrar a tres ganadores fuertes de 2010, aumentó después de que Bernanke comenzara a hablar del QE2, entre otras cosas, debido al mal clima. Mientras tanto, el índice del dólar está arriba desde que comenzó el QE2, y está fijo con su nivel de hace tres años.
"No podemos culpar a Bernanke de la sequía en Rusia o de las fallas de las cosechas de algodón en Asia", dijo Howard Simons, estratega de Bianco Research en Chicago. "Más dinero sí crea un ambiente inflacionario, pero el aumento en el precio de las materias primas no es absoluta responsabilidad de la creación de dinero".
Quienes culpan a Bernanke contraatacaron diciendo que no hubo fallas en la recolección de cobre, que estuvo 58% arriba el año pasado, y que no hubo ningún problema climático que afectara el mercado de la plata, que estuvo 94% arriba.
Es cierto, pero Beckworth dice que la debilidad del dólar no es la única tendencia de inversión que coincide con los crecientes precios de las materias primas, y recientemente, el masivo flujo de bienes en China la convierte en una explicación más convincente.
Un vistazo a los cambios año tras año en la producción industrial de los mercados emergentes, por ejemplo, sí coincide bien con el cambio en el precio de las materias primas desde 2007.
Es más, el economista João Marcus Marinho Nunes de Fundação Getúlio Vargas en Brasil señala una relación fuerte entre el aumento del precio de las materias primas y el aumento de las importaciones chinas.
La relación fue visible por primera vez en 2001, cuando China se unió a la Organización Mundial de Comercio, y se ha fortalecido desde entonces, señaló Nunes en una publicación reciente.
Él alega que el precio de las materias primeras se relaciona mucho más de cerca con la actividad económica de China en meses recientes que con el dólar. Esto tiene sentido, pues el año pasado, China representó la mitad de la demanda global de mineral de hierro, un tercio de la demanda global de aluminio y cobre, y la quinta parte de la demanda de maíz y soya, según información recopilada por UBS.
"En los últimos 15 meses, el dólar apenas se ha movido, pero el precio de las materias primas se ha disparado junto con la reanudación del crecimiento de las producciones industriales de los mercados emergentes y de las importaciones chinas", dijo Nunes.
"Quizás todo lo que dice gente como el ministro brasileño de finanzas sobre las "guerras de monedas" inducidas por las políticas monetarias estadounidenses no tiene cabida".
La relación con China también ayuda a aclarar la acción en materias primas durante la crisis financiera de 2008. El comercio global colapsó ese otoño, y las importaciones chinas cayeron, esencialmente, en conjunto con el índice CRB de precios de materias primas.
El dólar creció durante ese episodio, en la clásica lucha por seguridad, pero Beckworth no recuerda que haya habido cambios por parte de las políticas de la Fed. ¿Será que la Fed no es el único jugador de este juego?
"La gente ha estado atacando a la Fed diciendo que es muy laxa", dice. "¿Dónde estaban en el otoño de 2008?".
Fuente: CNNExpansión.com
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