(CNNexpansión) La indignación por la declaración de un alto funcionario de la Agencia de Protección Ambiental estadounidense (EPA, por sus siglas en inglés) de que pretendía "crucificar" a los productores de petróleo que consideraran que estaban violando las reglas de la agencia, ha reavivado un debate crucial para el futuro de Estados Unidos.
El presidente Barack Obama sostiene que una campaña para aumentar sustancialmente la producción nacional de petróleo crudo proporcionaría beneficios minúsculos en términos de precios más bajos y un mayor crecimiento. Con la gasolina en más de 4 dólares por galón en algunos sitios, y los disturbios en Medio Oriente encendiendo los temores de que una gran restricción podría ocurrir en cualquier momento, es importante examinar si el argumento económico de una gran expansión en la perforación es en realidad tan débil como el gobierno asegura.
De hecho, explotar los pozos potenciales dentro del alcance podría enriquecer el futuro de Estados Unidos en tres formas. En primer lugar, a pesar de las declaraciones del presidente en contra, la producción adicional podría ser lo suficientemente grande como para reducir los precios mundiales en varios dólares por barril, principalmente a través de la explotación de la enorme promesa del ‘shale oil'.
En segundo lugar, aumentar la capacidad proporcionaría una especie de póliza de seguro contra catástrofes al amortiguar los impactos en el suministro que son especialmente perjudiciales en el tipo de mercado estrecho y vulnerable que estamos experimentando hoy en día. Y en tercer lugar, elevar la producción significa disminuir las importaciones de petróleo, y por lo tanto, mejorar en gran medida la balanza comercial estadounidense. Según la matemática pura del PIB, reducir las "importaciones netas", elevaría la trayectoria de crecimiento de Estados Unidos.
¿Cómo llegamos hasta aquí?
Para apreciar las ventajas de expandir la producción petrolera, es crucial entender cómo son establecidos los precios mundiales del petróleo. En tiempos normales, el precio mundial es igual al costo del último barril más caro que los consumidores están dispuestos a comprar. Ahora, los tiempos son todo menos normales. En este momento, el barril se produce probablemente a partir de arenas bituminosas canadienses por entre 70 y 80 dólares. Así que, ¿por qué el precio preponderante es de alrededor de 105 dólares? La razón es que la capacidad mundial de producción excedente es extremadamente limitada.
"Estimo que la capacidad adicional es sólo de aproximadamente medio millón de barriles por día", dice David Kreutzer, un economista de la Fundación Heritage. "Eso es aproximadamente el mismo nivel que vimos cuando los precios se dispararon en 2008".
Una capacidad estrecha significa que casi todos los pozos están bombeando a toda velocidad. Para producir más petróleo, los productores que podrían reaccionar con rapidez optarían por no hacerlo. Un país como Arabia Saudita tendría que gastar mucho dinero para destapar pozos viejos y modernizar los viejos campos, inversiones que ahora está poco dispuesto a hacer, en parte por los temores de que estos altos precios sean temporales.
Eso pone a los consumidores sedientos de petróleo compitiendo por el número fijo de barriles que entran al mercado cada día. De hecho, alguien que se traslada en auto en Londres paga más que un conductor de Chicago, debido a la escasa gasolina; y el conductor de Chicago ahorra al tomar el tren. Esa competencia está llevando el precio a niveles muy por encima del costo del productor que extrae el petróleo más caro del mundo, creando lo que se llama en economía una 'prima de escasez'. Y es por eso que Exxon Mobil y otros gigantes petroleros están generando ganancias tan enormes.
¿Cómo llegó el mercado a este aprieto? De 2003 a 2008, la demanda por petróleo subió abruptamente, impulsada principalmente por la rápida industrialización de China e India. "Las naciones ricas en petróleo compensaron el aumento en la demanda produciendo más hasta alrededor de 2006", dice Lutz Kilian, profesor de Economía en la Universidad de Michigan. "Entonces, la producción se volvió plana, e incluso cuando la demanda comenzó a aumentar de nuevo después de que la recuperación comenzó, la producción no siguió el ritmo".
Algunas de las razones fueron la contracción de la producción en el Golfo de México después del desastre de British Petroleum (BP), y la hostilidad de grandes jugadores como Rusia, Venezuela y México hacia las empresas petroleras privadas, dejando a esas naciones a merced de sus ineficientes productores nacionales. "Se volvió difícil para las grandes compañías petroleras encontrar lugares para invertir en los que no temieran ser expropiados", dice Kilian.
Estados Unidos cuenta con reservas de petróleo que pueden ser producidas muy por debajo del precio mundial actual de 105 dólares y del que sería el precio mundial en un mercado normal, de entre 70 y 80 dólares. Por lo tanto, cualquier petróleo extra que Estados Unidos produzca, debería reducir el precio mundial. La cuestión, como veremos, es en qué medida. Si Estados Unidos bombea nuevos suministros a entre 35 y 40 dólares, el costo del shale oil, la demanda mundial total podría ser satisfecha sin la más cara producción de arenas bituminosas por 80 dólares. Todo el petróleo nuevo incluso podría hacer que el crudo del Golfo de México, el 'barril más caro en llegar al mercado' se cotizara en 55 dólares.
O bien, si la demanda sigue aumentando, la producción extra de Estados Unidos podría ayudar a que la producción mundial total mantuviera el ritmo. Eso podría mantener los precios, por ejemplo, en el nivel de los 70 o 80 dólares, mientras que podría aumentar mucho más en ausencia de un aumento en los suministros estadounidenses.
Más petróleo, precios más bajos
Entonces, ¿cuánto nuevo petróleo debe producir Estados Unidos para disminuir de manera importante el precio mundial? Una gran cantidad. Según los cálculos de Kreutzer, un incremento adicional del 1% de la producción mundial reduciría el precio global entre 2% y 3%. Hoy en día, Estados Unidos produce 6 millones de barriles diarios de crudo. Entonces, ¿qué pasaría si Estados Unidos pudiera producir otros 2 millones de barriles diarios? Eso es 2.3% del suministro mundial, por lo que los precios -si todos los demás factores se mantuvieran sin cambio- caerían entre 4.6% y 6.9%. Estamos hablando de una disminución de entre 4.70 y 7.10 por barril, con base en los precios de hoy.
¿Pero es concebible un aumento de esa magnitud? Hoy en día, el shale oil que fluye de campos en auge como Bakken en Dakota del Norte, Eagle Ford en Texas y Marcellus en Pennsylvania suma alrededor de 400,000 barriles por día. Según un estudio realizado por la consultoría de energía Purvin & Gertz, esa cifra podría aumentar a 1.3 millones de barriles en 2020. Para llegar a la marca de 2 millones se requeriría un cambio en la política regulatoria en favor de mucha más perforación.
Por ejemplo, el gobierno estadounidense ha revocado los permisos para perforar el mar de Chukchi en Alaska y dejó a la costa del Atlántico y el Pacífico fuera de los límites para la producción de petróleo bajo el Programa de Petróleo en Plataforma Continental externa y Arrendamiento de Gas. Estas dos áreas cuentan con reservas equivalentes a casi 40,000 millones de barriles. Obtener 1 millón o más de barriles diarios extra a partir de fuentes domésticas es realmente posible; desde 2007, la producción de crudo ha saltado alrededor de 1 millón de barriles por día, o 20%. La historia nos dice que los altos precios eventualmente crearán más producción y nuevos descubrimientos, en una escala que frustra casi todos los pronósticos.
En este momento, el peligro inminente es que los precios se disparen muy por encima de los elevados niveles actuales. Un escenario peligroso está predispuesto, ya sea pronto o en el futuro. Debido a que la capacidad es muy estrecha, cualquier aumento repentino en la compra inflará enormemente los precios. No tiene por qué ser un cese repentino de la oferta desatado por una guerra en Medio Oriente.
"Por el contrario", dice Kreutzer, "el gran peligro es que los clientes vayan a temer que los suministros de petróleo serán cortados, por lo que comenzarían a almacenar grandes volúmenes de petróleo para protegerse. Todas esas compras provocan una explosión en los precios mucho antes de cualquier gran evento ocurra".
En ese caso, incluso un aumento relativamente pequeño en la demanda podría provocar un fuerte repunte en los precios, debido también a que la capacidad es muy estrecha. Pero lo contrario también aplica: Una cantidad relativamente pequeña de nueva capacidad podría proporcionar un amortiguador crucial. La solución es alentar a los productores a que exploten más pozos y abran nuevos campos, y la entidad adecuada para hacerlo es el gobierno estadounidense. "Incluso la adición de 500,000 barriles de capacidad adicional en 2008 habría impedido que el precio se elevara tanto", dice Kreutzer.
Por lo tanto, las medidas que ayuden a aumentar la producción en Estados Unidos son una protección fundamental contra la amenaza que el país enfrenta hoy en día, una mezcla volátil de un mercado estirado hasta el límite, y los reportes diarios de agitación en la mayoría de las regiones ricas en petróleo en el planeta. La retórica puede aturdir, pero los fundamentos económicos son claros: Una mayor perforación tiene sentido para Estados Unidos.
Fuente: CNNexpansión
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