Cuando te nombran Jefe o Gerente las emociones toman control de todo, bien que la asignación se de en la Organización para la que trabajas o en tu propio emprendimiento. Convertirse en Jefe o Gerente despierta sensaciones mixtas: emoción, orgullo y posiblemente algo de temor, porque la transición puede ser un poco difícil.
Convertirse en un líder que desea inspirar a través de su visión, decisiones y trabajo en equipo, es más un arte que una técnica. No es sencillo. Por esto mismo los grandes líderes no solo son admirados y respetados, también reconocidos por los cambios que dejan en el mundo.
El liderazgo siempre tiene exigencias, costos que deben sufragarse, y situaciones complejas que sobrellevar.
Los que siguen a continuación son aspectos que típicamente nadie te dice cuando te nombran Jefe o Gerente:
1.- Serás el “hombre malo de la película”
Cuando las cosas marchen de acuerdo a expectativas y previsiones, recibirás el reconocimiento de la alta gerencia, directores, socios, accionistas etc. Cuando existan dificultades, serás único responsable del fracaso.
Para alcanzar objetivos complejos, sensibles o ambiciosos, deberás ser muy exigente con tu equipo. Cada quién tendrá que rendir en la medida de sus potenciales y de las expectativas que se tengan. Esto demanda enfoque, esfuerzo, sacrificio y mucha disciplina. ¡Tú eres responsable que cada miembro del equipo alcance ésa medida!, y esto, muchas veces, no granjea simpatías.
Si las cosas van bien, es producto del arduo trabajo, dedicación y compromiso de la gente. Si van mal, es porque no tienes liderazgo efectivo, no tomaste la decisión correcta o tuviste algún “error tipográfico” en la aprobación de un mensaje comercial.
¡Así funciona esto!
Para complacer a los superiores tendrás que gestionar la tensión de tus subordinados. Y cuando bajes la presión en tu equipo, deberás gestionar la tensión de tus superiores. Es, la mayoría de las veces, un “juego de suma cero”. Alguien está satisfecho porque otro no necesariamente lo está.
Pero todo es finalmente un trabajo, una función. Nada personal. O al menos esta es la forma en que lo debes tomar. En el Jefe se manifestará la persona que se es, por supuesto, pero “el Jefe” no puede manifestarse en la persona.
Respecto a éste asunto de ser considerado el “hombre malo de la película”, ten cuidado con tus expectativas de reconocimiento, tanto de parte de superiores como de subordinados. Cuando te nombran jefe o gerente, nadie te ofrece flores, por lo tanto no vayas por allí cargando macetas.
2.- Administrar consume tiempo (y del propio)
Existe la idea que el líder tiene discrecionalidad sobre su tiempo. Que lo puede disponer de acuerdo a su mejor juicio y sin necesidad de regirse a horarios, normas y cronogramas.
Pero ésta es una interpretación pobre de la realidad y no te debe confundir.
El gerente, jefe o líder, invierte grandes cantidades de tiempo asociados a la responsabilidad que posee. Su tiempo está condicionado por la forma en que los demás usen el suyo, bien sean superiores o subordinados.
Los mandos superiores dispondrán de tu tiempo cuando así lo encuentren conveniente. Y tus subordinados demandarán atención con frecuencia. Gestionar esto no es sencillo, y por supuesto que se encuentra lejos de ésa visión del jefe “delegando tareas”, asignando trabajo y disponiendo del tiempo de los demás.
La responsabilidad aumenta a medida que se tiene mayor jerarquía en una estructura organizacional, y la capacidad de disponer del tiempo propio, disminuye. Esto puede llegar al punto en que tu dimensión de jefe anule tu tiempo personal. Y eso tiene serias consecuencias.
No siempre te dicen esto cuando te nombran jefe o gerente.
3.- La retroalimentación (“feedback”) es esencial
En la medida que los miembros del equipo puedan hacer preguntas, críticas y aceptar consejos que les permitan adaptarse y trabajar mejor, el compromiso aumentará y los resultados serán auspiciosos. De esto se trata la Retroalimentación. Es una comunicación activa y de dos vías entre el líder y el grupo de trabajo.
Ahora bien, conseguir que exista ésa relación no es sencillo, porque esencialmente depende de formar y orientar a cada subordinado respecto a lo que se espera de él. No todas las personas tienen un criterio común respecto a formas de preguntar, hacer críticas y pedir o aceptar consejos. La personalidad y el carácter de cada uno, juegan un papel preponderante en esto.
El líder debe desarrollar la estructura de Retroalimentación del grupo de la misma forma que un ingeniero construye un puente. Es una obra delicada y de gran envergadura. Muchas cosas valiosas “viajarán” a través de ésas vías, y deben estar hechas con materiales de la mejor calidad.
Por otra parte, algo que tampoco te dicen cuando te nombran Jefe o Gerente es la necesidad que tú tendrás de la Retroalimentación de tus superiores. En éste sentido dependes del buen juicio de los demás. Pero bien que ésa Retroalimentación superior funcione o no, tampoco puede afectar la que tienes con tus subordinados. No es un asunto sencillo.
4.- Las personas abandonarán el equipo. Renunciarán o cambiarán de trabajo (y esto puede ser muy atemorizante)
Perder a personas a las que se ha orientado, capacitado, y de quienes depende en buena parte la calidad de los resultados, es una experiencia compleja para el líder y algo que no siempre te dicen cuando te nombran Jefe o Gerente.
Agota pensar en el solo hecho de reiniciar el proceso de incorporación y asimilación de un nuevo miembro al equipo de trabajo. Sin considerar por otra parte, que en tanto el puesto vacante es reemplazado, la presión en el trabajo y los resultados aumenta para todas las personas restantes.
La rotación de personal es algo natural en las dinámicas organizacionales. Nunca podrá evitarse. En muchos casos incluso puede verse como una oportunidad interesante y positiva, puesto que brinda la posibilidad de encontrar talento nuevo y disposiciones diferentes. Sin embargo éste es un factor complejo en las tareas del líder y no puede ser subestimado.
A este respecto, internaliza siempre la siguiente frase y actúa con tu equipo en consideración de ella:
“El Jefe efectivo entiende que depende de los demás, no asume que gestiona un equipo que depende de él.”
5.- Te puedes sentir muy solo
En tanto más arriba te encuentras en la estructura de una Organización, más solo puedes sentirte. Bien lo dice el adagio popular: “estar en la cima puede ser muy solitario”. Esto tiene una connotación particular en el caso del Emprendedor y la soledad que puede estar asociada a sus tareas, pero es igualmente común para el Jefe o el Gerente.
El tema de las amistades en el trabajo siempre es un asunto sensible, pero lo es aún más para el Jefe. En general, es complejo construir relaciones personales desde instancias de poder y responsabilidad. No es ni siquiera recomendable. En la medida que las relaciones de trabajo se encuentren condicionadas por factores de amistad, los resultados quedan comprometidos.
Puede haber excepciones, pero de ésas que solo terminan por confirmar la regla.
Como Jefe o Gerente DEBES ser amistoso, obviamente, pero esto dista del hecho de construir amistades, sea con superiores o subordinados.
La única forma de procesar y superar esto es en el entendimiento de que todo se trata de trabajo, y negocios. La palabra negocio, proviene del latín “negotium”, y para los romanos tenía el trascendido de nec-otium, vale decir NO-OCIO. Las actividades de “negocios” eran las que se realizaban cuando no se descansaba.
Esto aplica en las relaciones personales: trabajo es trabajo y negocios son negocios.
La vida es mucho más que el trabajo, obviamente. Y por eso la soledad que acompaña las funciones de liderazgo, no tiene porqué definir la existencia.
Tampoco te olvides de lo siguiente:
“Ser Jefe es una función que se cumple por tiempo determinado”
6.- Tendrás que tomar decisiones difíciles
Muchas veces tendrás que tomar decisiones que se alineen con los intereses de la Organización más que con alguna persona del equipo. Y esto no te hará una persona popular. Si bien es importante pedir consejo y someter ciertas determinaciones a la opinión de los demás, la decisión final siempre será tuya. ¡La responsabilidad no se delega!
Las organizaciones son sistemas que se deben al interés colectivo. Ésa es su naturaleza. Como sistemas no pueden condicionarse por el interés individual, porque de hecho éste no es homogéneo y responde a cada persona en particular.
Desde que esto es así, hay enorme probabilidad que más de una decisión que se tome en el liderazgo no agrade o afecte a alguien.
El líder debe ser una persona empática, pero curiosamente en el caso de decisiones difíciles lo más aconsejable es que simplemente “simpatice” con los intereses afectados. Definitivamente no puede colocarse incondicionalmente en el lugar de otro para tomar este tipo de determinaciones.
Las decisiones difíciles NO se toman pensando en el “otro”, porque siendo así, probablemente nunca se tomarían. Estas decisiones se procesan en función del interés colectivo.
Tomando en cuenta que existe una dimensión personal, sensible y emotiva en todos, lo anterior no es sencillo, y por lo mismo algo que no te dicen cuando te nombran Jefe o Gerente.
7.- Tendrás mucho que aprender
No todo el mundo es un líder nato, pero se puede aprender lo que fuese necesario. De todos modos, si alguien en la Organización en la que estás cree que puedes ser un Jefe o Gerente, es porque ha visto que posees condiciones. Luego, todo lo demás es un proceso de optimización común a cualquier profesional que quiera distinguirse.
En el caso del Emprendedor el asunto es parecido, puesto que si se ha dado forma a un proyecto y se encuentra activo en el mercado, es porque posee condiciones esenciales de liderazgo. Y en todo caso, el Emprendedor tiene un “hándicap”, porque llegado el momento puede acceder a Gerentes Profesionales si la dinámica lo demanda (ver: ¿Es el Emprendedor un buen gerente?)
En general, lo apropiado es considerar las responsabilidades de liderazgo como una oportunidad para crecer personal y profesionalmente, aprendiendo y capitalizando experiencias. Esto es lo mejor que pueden dejar estas funciones.
Al dirigir a otras personas se crece. Por esto es un privilegio ser un líder. No tiene nada que ver con narcisismos o actos petulantes. Tener la responsabilidad de dirigir el trabajo de otras personas es un hecho en el que se gradúan las capacidades humanas.
En vista de todo lo anterior, hay algo que finalmente no te dicen cuando te nombran Jefe o Gerente: que ello constituye, definitivamente, una bendición.
Fuente: emprendices.co Por: Carlos Eduardo Nava Condarco
Publicado por: TuDecides.com.mx
Edición: Adrián Soltero
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