Ubicado a unos cuantos pasos del histórico Duomo de Milán, una de las catedrales más bellas y antiguas de Europa, el hotel Straf se erige como un proyecto capaz de impresionar incluso a aquellos que se mantienen en estrecho contacto con las vanguardias artísticas. Desde su apertura, en enero de 2004, se ha convertido en sitio obligado para los amantes del diseño.
El hotel se edificó sobre la Casa Giachi-Amman, localizada en el número tres de la Via San Raffaele, en el distrito comercial de Milán. Pese a la reconstrucción que dicha casa experimentó a finales del siglo XIX, debido a la apertura en 1867 de la Galería Vittorio Emanuele II, mantiene su fachada renacentista del siglo XVI, de modo que el Straf materializa la esencia italiana al integrar lo clásico con lo contemporáneo.
En el interior del hotel se utilizaron elementos como cristal, metal y cemento —este último se trabajó con distintas texturas y tinturas naturales—, con el fin de crear diferentes superficies sobre las paredes o para las obras de arte que cuelgan de ellas. La iluminación dirigida es otro acierto, pues contribuye a que el Straf tenga un aura muy cálida: los tonos rojizos se degradan hasta convertirse en sepias claros, todo sin perder el toque high-tech.
En palabras del propio Vincenzo, los detalles del interior responden al proyecto general de diseño, el cual sigue los preceptos estéticos planteados por el arte povera (en italiano “arte pobre”), corriente artística que recicla objetos y materiales para crear con ellos nuevas obras o atmósferas (por ejemplo, la instalación hecha con partes de sillas de madera que cuelga desde el techo en una parte del vestíbulo del Straf).
El trabajo de Vincenzo de Cotiis, quien nació en la ciudad de Mantua, es reconocido por su fuerte carácter artesanal. La mayoría de los elementos decorativos de sus espacios se realizaron a mano, como las superficies de cobre bruñido y los detalles de cantera que complementan las formas geométricas en el interior del hotel.
Las diferentes obras de arte que cuelgan de las paredes aportan un toque ecléctico. Cada una de las 64 habitaciones del Straf, incluyendo dos exclusivas suites, más una superficie con vista al Duomo y cinco áreas de bienestar en las que se imparten tratamientos de aromaterapia, cromoterapia y masaje, cuentan con un acento decorativo muy particular.
Otro de los sitios más representativos es el bar, donde sobresale una enorme lámpara verde de los años setenta, mientras un enorme diván de piel marrón ofrece asiento a quien acude a esta parte del hotel, pensada no sólo para los huéspedes, sino también para los visitantes nocturnos que acuden a las múltiples exposiciones de pintura, presentaciones de libros o sesiones de música que se realizan en este espacio.
En suma, el Straf ha logrado sintetizar el espíritu decadente y lujoso de otras épocas, pero en un lenguaje contemporáneo que no se conforma con una fórmula minimalista. Expresa, sin titubeos, el ánimo ecléctico que caracteriza al siglo XXI.
Publicado por: TuDecides.com.mx
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