Pese a que el euro gana terreno en su camino hacia un cambio de moneda hegemónica, hoy los fundamentales indican que el dólar es irremplazable como reina de las reservas internacionales: 64% de las divisas de reservas de los bancos centrales está en dólares, 86% de las operaciones de divisas en los mercados financieros internacionales involucran al billete verde y 82% del valor del mercado de derivados mundiales y más de 50% del comercio mundial se cobijan en el dólar.
Pese a sus evidentes signos de debilidad desde fines de la década de los años 90, el billete verde se mantiene como rey de las divisas. Y este estatus, por el rol que juega a nivel mundial, da al gobierno estadounidense extraordinarios beneficios, explican expertos en el tema, por ejemplo, el derecho de señoreaje que crea una fuente de financiamiento barata y un inmenso poder político sobre decisiones financieras y comerciales importantes, nos dice Raúl Feliz, analista económico del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
Así, Estados Unidos, amén de su liderazgo político, cuenta con una economía de 13.74 billones de dólares, un gasto militar de alrededor de 4% del Producto Interno Bruto (PIB) y el mayor desarrollo tecnológico, medido con 30.9% del mercado de patentes mundial, lo cual hace del dólar la moneda, aún, más poderosa.
Poder que da ganancias
La creación de divisas genera el derecho de señoreaje, que le deja fuertes utilidades. Así, cada vez que un extranjero adquiere un dólar, le transfiere a Estados Unidos poder de compra por una cantidad muy superior de lo que le cuesta imprimir el billete. Además, en la actual crisis de deuda que vivimos, EE.UU. resulta beneficiado al no enfrentar graves problemas de balanza de pagos, porque su deuda –tanto pública como privada– está denominada en dólares, y su capacidad de emitir dinero es elástica, es decir, que la puede crear a un bajo costo.
Esa situación también le da un poder político extraordinario. Ante la actual demanda de la divisa de reserva, las autoridades monetarias de Estados Unidos tienen, en última instancia, la palabra para emitir más dólares. Además, la alta liquidez de la que goza el dólar convierte a ese país en el mercado más atractivo para los capitales internacionales, quienes, a pesar de que la crisis económica se originó ahí, lo ven como un refugio seguro en tiempo de incertidumbre financiera, como el que hoy se vive en el mundo; lo cual le da una fuerte solvencia, destaca Mario Copca, experto en cambios de la firma MetAnálisis.
“Por el contrario, en el caso de México, durante la crisis de 1995, el endeudamiento que tenía el sector público y privado era en dólares, y cuando se pretendió pagarlo, se registró una fuerte demanda de esa divisa que provocó una crisis en la balanza de pagos”, recuerda el economista del CIDE.
Piden relevo
“Las instituciones o los bancos internacionales privilegian las inversiones en Estados Unidos por la misma liquidez y solvencia del dólar, así como las garantías económicas y políticas que ofrece el país de la bandera de las barras y las estrellas”, dice Copca. Por ejemplo, los flujos internacionales están demandando los treasuries a largo plazo (o bonos del gobierno estadounidense) a pesar de que las tasas de interés que ofrecen están muy bajas; pero el hecho de que estén en dólares, brinda seguridad y confianza relativas ante la incertidumbre que existe en los mercados financieros.
Esta crisis y sus revelaciones fueron el escenario para que el economista Joseph Stiglitz, el multimillonario George Soros y el gobernador del Banco Central de China, Zhou Xiaochuan, plantearan la necesidad de reemplazar al dólar como divisa de reserva internacional, y algunos propusieran en su lugar la unidad empleada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), los Derechos Especiales de Giro (DEGs), una divisa compuesta por una canasta de monedas que reúne dólares, euros, yenes y libras esterlinas.
En los hechos, el euro es la competencia más real y cercana del dólar. Esta divisa que, no obstante, tiene claras y serias deficiencias, mismas que se pusieron a prueba en la actual crisis y que no pudieron librar, al no poder tomar el liderazco político en el proceso de recuperación económica, señala Raúl Feliz. El hecho de que sea una divisa emitida por una unión de países, le resta capacidad para actuar de manera eficiente y oportuna, sobre todo en el ámbito económico y político.
Raúl Feliz.
Basta señalar los problemas de integración de tipo económico, producción, empleo y nivel de vida, que plantean algunos países europeos para mantener las cosas como están. “Por el contrario, Estados Unidos es un país que tiene la capacidad de proyectar de forma inmediata poder, tanto duro como blando, en cualquier parte del mundo. En cualquier momento puede desplegar su Marina y hacer lo que juzgue conveniente y, además, goza de liderazgo político, representado en una figura presidencial, que normalmente actúa con rapidez y está unificada detrás de un interés nacional”, manifiesta el economista del CIDE.
Para muchos países resulta poco conveniente que el euro desplace al dólar, porque el uso de éste está demasiado arraigado en acuerdos financieros y comerciales. Mientras Estados Unidos tenga una participación de alrededor de 25% del PIB mundial (contra 20% de la Unión Europea), no parece que ninguna moneda pueda desplazarlo. “Ningún país va a querer que esto pase en el corto plazo, porque tendría que enfrentar enormes pérdidas.
Por ejemplo, si China decidiera utilizar el euro en lugar del dólar, el valor del dólar bajaría sustancialmente y el país asiático sería el primero en registrar enormes pérdidas”, explican en el Comité de Estudios Económicos del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF). El euro es una divisa que le compite al dólar, que eventualmente podría ser su sustituto, pero en la práctica hoy no pue-de jugar su papel, expresan los expertos.
DEGs y yen, poco probables
Al igual que el euro, los DEGs del FMI tienen deficiencias, carecen del respaldo de una potencia económica y un poder político, que actúe de manera rápida y eficiente. Una moneda es el reflejo de la situación económica presente y futura de un país, es una variable que permite medir la demanda y oferta de una divisa, no sólo para la especulación, sino para el comercio. Esto hace difícil que los DEGs puedan desplazar al dólar, advierte Mario Copca.
Mario Copca.
En el IMEF refieren la posibilidad que los DEGs funcionen para diversificar el riesgo de tener reservas en una sola moneda, pero aseguran que estos instrumentos financieros nunca han tenido mucho éxito. Por otra parte, el yen, la tercera divisa más importante a nivel mundial, goza de liquidez, respaldo político y económico, pero no aspira a competir contra el dólar.
Sus características demográficas y geográficas impiden a Japón aspirar al estatus que hoy tiene Estados Unidos. “Para el llamado país del Sol Naciente sería contraproducente que el yen se volviera la divisa más importante. Japón es una pequeña isla de personas adultas, que depende del mercado de exportación. De hecho, si proyectamos décadas más adelante, podrá volverse una nación muy rica, pero más pequeña”, sostiene Raúl Feliz.
Yuan: la divisa emergente
Algunos ojos están puestos sobre el yuan, pero más sobre la economía china, porque en un periodo de 30 a 40 años China podría llegar a ser la primera economía del mundo -hoy es la tercera-, apoyada en el potencial que representa el tamaño de su población (alrededor de 1,300 millones de personas). “Es el único país, que proyectándose, al igual que la Unión Europea, podría combinar ese estatus de superpotencia económica”, expresa el especialista del CIDE.
En teoría, el cambio de moneda hegemónica es posible, pero en la práctica los fundamentales apuntan a que esto no ocurrirá, por lo menos no antes de tres o cuatro décadas. Desde su creación, el euro ya captó una tercera parte de las divisas de reservas mundiales y su zona comercial en tamaño es casi igual a la de Estados Unidos y aunque el yuan aún no figura en los flujos financieros internacionales, es respaldado por la tercera economía más grande del mundo, con poderes geográfico y político importantes, pero monetarios aún no.
Las proyecciones apuntan a que el euro y el yuan tienen los ta- maños para reemplazar al dólar como divisa de reserva internacional después de ese periodo de 30 a 40 años ¡Veremos!
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