En los últimos años me he dedicado a desarrollar acciones que fomentan del emprendedurismo en el país. Convencido de que la creación de más y mejores empresas que generan más y mejores empleos es la forma más viable para que México crezca, he colaborado de manera voluntaria con Coparmex y, junto con mentes magníficas, he luchado para que existan las condiciones y el ecosistema ideal para que cualquiera pueda emprender.
Siempre me ha llamado la atención fomentar el emprendedurismo y las cualidades del emprendedor en las etapas más tempranas. ¿Te imaginas todo lo que podríamos hacer como país si nuestros niños tuvieran el chip de empresarios? Ese chip de líderes que les enseñe a no darse por vencidos al buscar la riqueza económica y social.
Hemos tomado algunas acciones como la creación de la Ley del Impulso al Emprendedor, que se aplica a nivel estatal y que, entre otras cosas, se enfoca en la impartición en escuelas públicas de las materias de emprendedores, liderazgo y finanzas a nivel primaria.
En lo personal, este es un tema que me apasiona y que he buscado llevar a foros internacionales como una prioridad de política pública para los países, pero en los últimos días, mientras me actualizaba sobre las últimas acciones en torno a la educación empresarial para niños, me encontré con una presentación titulada “What entrepreneurs can learn from children” que en español podríamos traducir como "¿Qué podemos aprender los emprendedores de los niños?".
Creo que aunque hay mucho que podemos enseñar a los niños, existen aún más cosas que nosotros podemos aprender de ellos.
Aunque no tengo la fortuna de ser padre, acudí a mis amigos con hijos, a mi prima Viviana Moreno que es educadora y a mi experiencia de convivir con mis sobrinos en los últimos años y llegué a la conclusión de estas 10 cosas:
Lección #1: No tengo miedo, es sólo precaución. Una de las actitudes de los niños que más me sorprende es su capacidad para tomar riesgos. Siempre y cuando no tengan a un adulto diciéndoles lo peligroso o imposible que es algo, ellos en pocos minutos estarán arriba de un árbol, queriendo manejar tu vehículo o explorando una arriesgada forma de divertirse.
Aunque a menudo suceden accidentes, los niños son muy buenos levantándose y volviéndolo a intentar. No les da miedo hacerlo de nuevo, pero si aprenden la lección serán más precavidos. Ojalá todos olvidáramos las veces que nos dijeron que algo era imposible o que no podíamos hacerlo, tal vez podríamos divertirnos tomando riesgos una vez más.
Lección #2: Yo sí puedo, ya soy grande. Para un niño nada es imposible y sólo falta que lo retes para que, sin dudarlo, comience a demostrarte que él ya es un niño grande. Caracterizarse como alguien más es una acción que emprendedores de éxito han identificado como fundamental para lograr sus objetivos. Cuando requerimos vender, nos ponemos el traje de vendedor; cuando queremos ser jefes cambiamos nuestra actitud; cuando requerimos poner manos a la obra y trabajar nos ponemos el casco amarillo y simplemente lo hacemos.
Ponte retos, diviértete y juega a ser grande, juguemos a que sí podemos. Las habilidades histriónicas de los emprendedores son propias de los niños y son habilidades que debes trabajar día a día.
Lección #3: Yo no quiero hacer eso, yo sólo quiero jugar. No pongas a hacer a un niño algo que no sea divertido porque en instantes lo perderás. Si por el contrario, encuentras la forma de hacer algo divertido éste sonreirá, aprenderá y te acompañará en todo el proceso.
Cuando los emprendedores sentimos que estamos a punto de rendirnos, debido a que las circunstancias no han sido favorables o que existe una conspiración mundial para que nuestro proyecto no funcione, la realidad es que no nos estamos divirtiendo.
¿Qué importa si tu proyecto no está cumpliendo los objetivos? ¿Si fuera divertido lo abandonarías? Ese para mí es el verdadero espíritu del emprendedor. Aquel que, sin importar las circunstancias, persigue su sueño hasta las últimas consecuencias y que, teniendo que cruzar abismos y montañas, sigue adelante porque encuentra una enorme satisfacción en su quehacer. Todos los días busca hacer de tu trabajo algo divertido, intenta encontrar aquello que te atrajo en un principio y juega todos los días a emprender.
Lección #4: Mira lo que inventé. ¿Cuántas ideas crees que pasan por la mente de un niño en unos cuantos minutos? Son capaces de ver elefantes dentro de una boa o imaginarse la más inverosímil aventura con sus juguetes, como aquel afamado Principito.
Esta capacidad creativa los lleva a descubrirse y formarse. Sin perjuicios y sin miedo de hacer el ridículo, se expresan y se descubren de la misma manera que tú te descubriste como emprendedor. Ese mismo proceso que te llevó a construir empresas, es el mismo que debemos de seguir día a día para mejorar nuestros productos o inventar nuevos.
Lección #5: ¿Qué es eso? ¡Ay me mordió! A los niños (al igual que a los emprendedores exitosos) no les importan las consecuencias, siempre y cuando puedan satisfacer su curiosidad. Saber cómo funciona, preguntarse qué es y querer conocer más sobre algo es una cualidad que debemos proteger y nunca perder.
Eso es lo que lleva a un niño a realizar 1,000 preguntas y a un emprendedor a desarrollar un extenso de plan de negocios. ¿No deberíamos de ser todos igual de curiosos sin importar que tengamos que desarmar algo que luego no podemos armar de vuelta?
Lección #6: ¡Pesqué un pez así de grande! Hace unos días fui de campamento con unos amigos y sus hijos. Fue una excelente oportunidad para poder observar lo magníficos que fuimos todos cuando éramos pequeños. En muchas ocasiones me hizo preguntarme qué es lo que me pasó para vivir actualmente con tantas ataduras.
Recuerdo que el hijo de seis años de uno de mis amigos tuvo la osadía de ser uno de los que más pescó en este paseo con una caña y un anzuelo. Aunque en general todos sacamos peces ‘pequeños’, este amiguito al llegar a su casa le presumió a su mamá que había pescado un pez ¡ASÍ DE GRANDE!, exagerando como tres veces más el tamaño de cualquier pez obtenido en esta aventura.
¿Cuántas veces como emprendedores se nos olvida lo importante que es congratularnos de nuestros triunfos y que a veces el magnificarlos es un resultado natural de nuestra alegría de vivir? Atrévete a platicarles a las personas lo que haces, no importa si a veces tienes que contagiarles tu forma de ver las cosas.
Lección #7: Ese es mi superhéroe favorito. Los niños tienen muchos superhéroes, éstos pueden ser desde los tradicionales con máscara y capa hasta sus mismos padres. Tener modelos dignos de imitar es fundamental para los niños, pues aprenden los valores de estas personas que admiran.
Para los emprendedores no es muy diferente. Como dice mi amigo Patrick Devlyn, “Debemos todos procurarnos al menos un modelo digno de imitar para nosotros y otro para nuestras empresas.”
¿Quién es tu modelo a seguir? ¿Qué otra empresa quieres que sea la tuya? Si aprendes más sobre los hábitos y cualidades de aquellos a quienes admiras, acortarás la curva del aprendizaje y llegarás a la cumbre.
Lección #8: Hice un nuevo amigo. Los niños son geniales en el networking. Después de unos minutos en el parque, se puede acercar cualquier otro niño y sin chistar tienen ahora un nuevo mejor amigo. Sin prejuicios, con amabilidad, honestidad y con carisma, son capaces de hacerse de cómplices, compañeros de aventura y socios.
Esta es una de las cualidades que más fácilmente perdemos al crecer y que, como emprendedores, necesitamos retomar de manera urgente. Si te pones a analizar los últimos éxitos de tu empresa te darás cuenta que muchos de estos son ocasionados por las relaciones públicas que tienes. De manera directa o indirecta alguien te ayudó. ¿Te imaginas que tuviéramos la capacidad de un niño para hacer amigos, socios y cómplices? Sería simplemente increíble el éxito que podríamos lograr.
Lección #9: Esto es mágico. El estar convencidos de que la magia sí existe y que cosas formidables e inexplicables pueden pasar es magnífico. Más que inocencia es una forma diferente de ver la vida. Yo creo en la magia. Creo en que la constancia, el optimismo, la irreverencia y la alegría pueden hacer que cosas inexplicables sucedan. Y tú, ¿crees en la magia?
Lección #10: Yo soy un niño bien portado. La disciplina, respetar el orden y obedecer son cualidades que vamos perdiendo conforme vamos creciendo.
Lo perdemos porque creemos que “es de grandes” ser desordenado o desobediente. Un niño o un emprendedor bien portado, que juega con reglas, que respeta y es educado, será seguramente un niño o emprendedor que se divierta más y al que le irá mejor en la vida.
Yo a partir de ahora buscaré ser todos los días más como niño para poder ser mejor emprendedor.
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Publicado por: TuDecides.com.mx
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