El sistema financiero ha cambiado notablemente en los últimos 7 años. Después de la crisis de 1994-1995, en la que la Banca quebró, ha tenido una evolución positiva y significativa: se cambiaron las reglas, llegaron bancos extranjeros que tomaron la mayoría de los grandes bancos mexicanos, los capitalizaron y tuvieron que sortear una gran cantidad de dificultades, generadas por la propia crisis de 1995, por lo que hoy se cuenta con un sistema bancario fortalecido, con estructuras que plantean crecimiento y retos muy importantes.
Hace 12 años, el sistema bancario era el talón de Aquiles de la economía nacional, como consecuencia directa de la crisis económica
y financiera que estalló en diciembre de 1994. Aunado a los factores macroeconómicos de la crisis, la Banca, de suyo, presentaba serias debilidades en términos de solidez, Gobierno Corporativo y buenas prácticas crediticias.
Actualmente, la oferta bancaria registra la entrada de nuevos intermediarios bancarios y no bancarios, ampliación del portafolios de productos, mayor acceso a los sistemas de pago de alto valor y presión para reducir comisiones interbancarias, entre otros factores que, sin duda, hacen la diferencia entre el sistema bancario de ayer y el de hoy que, de acuerdo con Standard & Poor’s (S&P), puede cumplir con los requisitos de Basilea II.
De ayer a hoy “Realmente, para entender todo lo que está pasando en el sistema bancario hay que voltear atrás, y no tenemos mucho
tiempo para ello, lo mejor sería ver para adelante”, dice Enrique Castillo Sánchez Mejorada, Presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM), no obstante, es importante no olvidar que:
“Desde 1982, la Banca se expropia y vive bajo propiedad del gobierno; en los 90, los bancos se reprivatizan, en un proceso que a la larga resultó seguramente equivocado, a la luz de lo que sucedió en 1994 y 1995; equivocado, porque en lugar de privilegiar al sistema bancario, se privilegió el precio más alto y ello derivó en un gran error de parte de los compradores”, expone el representante de los banqueros.
Agrega que “el propio proceso, en lugar de fortalecer al sistema en sí mismo, lo debilitó, porque llegaron muchos inversionistas, que pensaron que el negocio iba a ser fácil y no fue así; después de la privatización se dio una crisis económica y política que duró muchos años. El reto fue pensar en lo que se quería hacer y lo que se podía. Y lo que se privilegió fue defender al ahorro, a través del Fobaproa”.
Una vez sobrepasada la situación de crisis, a partir de finales de 2000, las autoridades financieras, el Poder Legislativo y la Banca trabajaron en una serie de reformas al marco de regulación y supervisión del sistema bancario, enfocadas a asegurar su solidez y solvencia, y a reactivar el otorgamiento de crédito al sector privado.
Nuevos tiempos
Juan Carlos Goyenechea, especialista del sector y miembro del Comité de Sistema Financiero del IMEF, señala que la apertura del sistema financiero mexicano se ha dado más rápido que en otros países emergentes, y advierte: “Con la apertura del sistema financiero internacional, el efecto de la globalización y el sistema de bancarización, cualquier cosa que pase en alguna parte del mundo va a impactar en México”.
Sobre este punto, Jaime Caruana, Director del Departamento de Asuntos Monetarios y Mercados de Capitales, del Fondo Monetario Internacional (FMI), al hablar sobre el caso mexicano, en un reporte sobre la estabilidad financiera mundial, presentado en abril pasado, destacó que los bancos extranjeros están expandiéndose internacionalmente al mismo tiempo, y cuando en un país hay presencia de fuertes bancos extranjeros, sus sistemas se vuelven más resistentes a las crisis bancarias nacionales tradicionales, no obstante, los bancos de propiedad extranjera también pueden ser canales a través de los cuales podrían a*****ularse vulnerabilidades.
De la extranjerizacion de la Banca, un análisis de la CEPAL (2002) acerca de la trasnacionalización de la Banca en América Latina argumentaba que la importante presencia de la Banca trasnacional en la región, en la década de los 90, responde en parte a su estrategia de buscar mercados en todo el mundo, así como a los cambios en el ambiente económico y el contexto institucional de cada país en la zona.
Caruana, ex Gobernador del Banco de España, dijo del caso de México que las autoridades mexicanas deben “monitorear” la relación entre los activos invertidos y la rentabilidad que obtienen los bancos que operan en el país. Lo anterior, porque “México perdió el control sobre la propiedad de su sistema bancario, a un ritmo que superó al de otras naciones en desarrollo que han preservado el capital nacional en las instituciones de crédito. La extranjerización de la Banca entraña un riesgo de contagio de crisis, por problemas en las matrices de las firmas financieras”.
El FMI planteó que las autoridades mexicanas deben fortalecer la regulación de la Banca, y sugirió la necesidad de establecer normas que estimulen una mayor competencia en un mercado, como el de préstamos y ahorro, altamente concentrado. Sobre ese factor, cabe mencionar que, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), en 2006, 6 bancos concentraron la mayoría de operaciones bancarias: BBVA-Bancomer, Banamex, Santander, HSBC, Scotiabank y Banorte, sólo este último de capital mexicano.
De acuerdo con datos oficiales mexicanos, los bancos en México obtienen una utilidad anual equivalente a 17%, promedio, del valor de sus activos. Según el informe del organismo internacional, los bancos extranjeros detentan 75% de los activos totales del sistema bancario, una capacidad de apropiación apenas comparable con lo ocurrido en las naciones del antiguo bloque comunista de Europa oriental, donde el capital foráneo se hizo con 77% del capital total.
Sin embargo, la tendencia que se registra en México no ha sido uniforme en un buen número de otros países en desarrollo, o mercados emergentes, donde la penetración del capital extranjero ha permanecido estancada desde 1999.
Los argumentos María Guadalupe Huerta Moreno, Profesora del Departamento de Administración de la Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco, en su trabajo La Apertura del Sistema Financiero Mexicano en el Contexto de la Desregulación Financiera Mundial, sostiene que para la estructuración del sistema bancario mexicano se partió del supuesto de que la mayor competencia, nacional y extranjera, en el mercado doméstico, incrementaría los niveles de eficiencia global y, a partir de ello, serviría de apoyo al proceso de reindustrialización del país.
“Como secularmente el desempeño de los intermediarios financieros locales ha sido muy pobre, tanto en la formación de ahorro interno como en el abatimiento en el costo del crédito, en el proceso de desregulación interna se partió del supuesto de que sería posible invertir esa tendencia incrementando la competencia local”, agrega.
Considera que se partió de la idea de que, con la desregulación y la apertura al capital externo en el mercado financiero, se podría generar un proceso de modernización tecnológica y de diversificación de los instrumentos de financiamiento. Cubiertos estos 2 aspectos, y según la lógica gubernamental, se incrementaría la eficiencia en el área de pagos, de las transferencias y de los depósitos.
“Con ello, se supone que se ampliarían las condiciones de la cobertura de los mercados; inclusive, se planteó que con la liberalización financiera mejoraría la estructura operativa del sistema financiero en su conjunto”, expone la investigadora.
La firma consultora Deloitte destaca en su Estudio de Tendencias de Tasas y Comisiones Cobradas y la Oferta de Productos de la Banca al menudeo en México (periodo 2004-2006) que el crecimiento en la bancarización está trayendo más competidores en el sector bancario tradicional y en otros sectores. Además, que la competencia en el periodo estudiado ha incidido en la oferta de productos financieros disponibles, así como en el comportamiento de las comisiones y las tasas, lo que plantea un escenario con
nuevas perspectivas.
Otro elemento que destaca es el hecho de que la competencia actual entre los bancos es perceptible. “En la medida en que haya más competencia y avancen los nuevos jugadores, se estima que habrá mayor oferta de productos y continuarán los movimientos en las comisiones y tasas. A su vez, los usuarios contarán con más opciones para hacer su selección de productos.
Bien o mal
No obstante el panorama del estudio referido, algunos especialistas del sector consideran que el sistema bancario mexicano presenta altas concentraciones de jugadores, que impedirán un sano desarrollo de la Banca, en detrimento de los consumidores y del objetivo de una mayor bancarización.
Al respecto, Manuel Somoza Alonso, Presidente de Prudential Financial México, empresa enfocada a las sociedades de inversión,
recientemente autorizada para operar un banco “de nicho”, menciona: “Me preocupa la concentración, aunque es necesario decir que el daño que pudiera causar está limitado, porque tenemos un banco central mucho más fuerte y una CNBV también más fuerte; los reguladores ayudan a que los procesos de concentración tengan sus acotaciones, aunque sería mejor no tener esas concentraciones, sin embargo, creo que hacia delante todo apunta a que el efecto se va a ir diluyendo”.
Para Manuel Somoza, un hecho que le permite hacer la previsión es que en los últimos años se han estado conformando instituciones muy específicas: “Sofoles hipotecarias, Sofomes, bancos especializados en ahorro o microcrédito, por ejemplo, lo cual también era una necesidad en México”.
Para sustentar su comentario respecto a la concentración, comenta: “Hace 40 años, había 2 bancos que tenían más del 50% del mercado total, y esos bancos siguen teniendo porcentajes muy importantes del total del sistema; sin embargo, la tendencia es que la concentración va a ir disminuyendo poco a poco, porque otros jugadores se están haciendo importantes”, menciona, recalcando que “el proceso va a ser lento”.
De la característica de concentración de la Banca, Luis Niño de Rivera, Vicepresidente de Banco Azteca, dice que es consecuencia de políticas y decisiones que se tomaron hace 25 años, “o para ser menos dramáticos, en 1991-1992, cuando se reprivatizó la Banca y los funcionarios públicos de ese momento tuvieron en sus manos la posibilidad de diseñar un sistema bancario más abierto, más competitivo, menos concentrado y, no obstante, dejaron ir su oportunidad, y hoy tenemos una Banca en la que 6 instituciones tienen
el 87% del mercado y las otras, aproximadamente 30, nos disputamos el 13% que queda. Es una elevada concentración, en la que 95% está en manos de bancos extranjeros”, expone.
Agrega que “si hubiéramos preguntado a algún funcionario de los que tomaron las decisiones de privatizar la Banca, si ésta es la Banca que quería, estoy seguro que hubieran dicho que no, pero esa es la Banca que diseñaron y es la que tenemos, es con la que debemos adecuarnos para trabajar en función del esquema que se estableció hace años”.
“Los bancos necesitaban capitalizarse, si no, íbamos a tener graves problemas”, señala Juan Carlos Goyenechea, y explica, avanzando en los periodos que han determinado la historia reciente de la Banca en México: “Los socios de inversionistas mexicanos ya no querían meter más dinero a los bancos y vieron la oportunidad, sobre todo por la globalización, de capitalizarlos no nada más desde el punto de vista del dinero, también del sistema; México no podía abstraerse, especialmente por la situación geográfica en la que nos encontramos”.
Luis Niño de Rivera dice: “Por fortuna, a partir de la administración anterior se empezaron a abrir las puertas a nuevas ideas, no con facilidad, no de una manera directa. Con mucha resistencia y mucho malestar se pudo romper ese cerco, que se había puesto alrededor de una Banca protegida, y empezaron a probarse nuevas ideas, de las primeras, en 2002; fue Banco Azteca. La autoridad se tardó en darse cuenta de que la relación entre las empresas comerciales y la Banca es una relación natural, porque lo más difícil en
este mundo es montar puntos de venta y tener acceso a un mercado de clientes que está ya listo para consumir productos comerciales y financieros”.
Agrega que, por consiguiente, “en los últimos 4 años se ha dado una gran batalla conceptual, operativa y regulatoria; la autoridad se dio cuenta, y el año pasado aprobó 12 licencias de nuevos bancos, porque vio que era necesario y lógico aumentar el número de instituciones bancarias para aumentar la competencia. La concentración de la Banca es producto de decisiones que se tomaron anteriormente”.
¿*****pliendo objetivos?
En los últimos 2 años, la Banca volvió a ser un factor contribuyente del crecimiento económico nacional. A diciembre de 2006, los créditos al menudeo, por ejemplo, representaban 43% de los créditos totales, frente a 23% de 2000.
Al anunciar la primera edición de su publicaciónsobre los 15 mayores bancos calificados en México, la cual incluye comentarios sobre las principales tendencias de negocio y los perfiles financieros de cada una de estas entidades, S&P destaca que la rentabilidad de los bancos mexicanos es elevada, según los estándares internacionales. Esto, como consecuencia de una combinación de activos más enfocados hacia los créditos minoristas, mayor eficiencia, márgenes más amplios y una calidad de activos adecuada.
Si bien lo anterior revela que en los años previos la Banca ha tenido una evolución favorable, aún queda mucho por hacer. La Banca tiene ambiciosos compromisos que deben apuntalar lo logrado.
Hoy en día, el crédito de la Banca mexicana al sector privado, como proporción del Producto Interno Bruto (PIB), es de tan sólo 13.5%. Esto ubica a nuestro sistema bancario muy por debajo de países con niveles de ingreso similares, tales como Chile y Corea, cuya colocación asciende a 63 y 97% de su PIB, respectivamente.
Inclusive, algunos sistemas bancarios de economías con niveles inferiores de desarrollo, como Egipto y Perú, colocan un monto mayor de recursos como proporción de su PIB, comparado con el sistema bancario mexicano.
Lo anterior se puede justificar porque, “como en todo proceso, primero se construyen los cimientos y luego el edificio; no se nos puede olvidar que salimos de una de las crisis financieras más severas que ha vivido el país en toda su historia moderna, la crisis del 95, que quebró al sistema financiero mexicano, y eso sucedió hace 12 años, no es tanto tiempo; entonces, creo que nos vamos recuperando, veo que vamos hacia cuestiones mejores, pero hay mucho por andar”, dice Manuel Somoza.
Y, ¿qué es lo que hay que hacer? Manuel Somoza considera:
• Más competencia para reducir las comisiones bancarias.
• Más inversión en tecnología por parte de los bancos, para abaratar sus propios gastos de administración.
“Los propios reguladores tienen que modernizarse más para que ellos no contribuyan a que los operadores tengamos gastos de operación tan altos, y no cabe uda que nos faltan más servicios, que si lo vemos en perspectiva, hoy tenemos muchos más servicios de los que teníamos hace 5 años; hoy tenemos mucho más crédito del que teníamos hace 5 años y aún me estoy refiriendo al menudeo”, dice Manuel Somoza.
Señala que, para dimensionar lo anterior, “se tiene que ver lo que se ha hecho en tarjetas de crédito, en crédito hipotecario, automotriz; por supuesto, tenemos que abrir la llave del crédito para las Pymes, claro que ése es el crédito de mucho más riesgo, pero he visto últimamente cómo algunos de los grandes bancos se empiezan a especializar y a comprometer mayores recursos en esas áreas”.
Hacia adelante “Llegamos a un 2007 con interés de nuevos participantes y con una Banca muy bien capitalizada, con un flujo de crédito que finalmente permea en la sociedad mexicana de forma constante, no nada más en el sector de consumo, sino que también viene ampliándose en el sector más importante de la cartera de crédito, que son las empresas”, dice Enrique Castillo Sánchez Mejorada.
Del panorama que plantea el Presidente de la ABM se desprende que “consumo y empresas generan mayor actividad económica, mayor empleo, mayor crecimiento económico, por lo tanto, llegamos con un mayor ímpetu, no nada más los bancos, también los intermediarios financieros”, indica.
Considera importante destacar que “llegamosa un 2007 con una Banca que goza de un prestigio en ciertas áreas de la población; en otras, muy deteriorados por toda la desvinculación que se generó en la crisis de la segunda mitad de los 90, que dejó un mal sabor de boca de la Banca en algunos sectores. En algunos casos, seguramente con razón, en otros no tanto”, dice Enrique Castillo Sánchez Mejorada.
En su intervención en la Convención Nacional Bancaria 2007, el Secretario de Hacienda, Agustín Carstens, presentó el panorama del sector bancario y refirió que la agenda a futuro de la Banca en México contempla 2 grandes desafíos que se deben atender:
1. Generar una mayor competencia, especialmente en torno a las comisiones que cobra a sus clientes y usuarios.
2. Incursionar, con inteligencia y decisión, en sectores que tradicionalmente se han considerado de mayor riesgo, tales como el de las Pymes, el financiamiento para la construcción de infraestructura y el sector rural.
Con respecto al primer desafío, “si bien en algunos segmentos del mercado financiero ya se ha iniciado un proceso de disminución de costos, ofreciendo más alternativas al público, creemos que la competencia todavía es limitada.
“En la medida que intensifiquemos la competencia y establezcamos condiciones de regulación que la incentiven y profundicen, habremos de ver reducciones sustanciales en los costos para los usuarios de los servicios financieros en todos los segmentos y en todos los productos”, expuso el Secretario de Hacienda.
Todavía algunos sectores enfrentan productos financieros rígidos, poco accesibles y de alto costo. Un ejemplo claro es el sector
de las Pymes. Históricamente, este sector ha carecido de acceso a productos y servicios que se ajusten a sus necesidades financieras, lo cual ha constituido una limitante a los niveles de inversión que realizan dichas empresas. Superar este problema
de subinversión permitirá que las Pymes asuman plenamente su papel como motores de crecimiento del sector real de la economía.
“Lo anterior plantea la búsqueda de esquemas que fomenten la oferta de productos y servicios financieros para todos los segmentos de la población, es decir, se trata de promover un sistema bancario con más jugadores e incentivar a que los participantes actuales amplíen su oferta de productos y servicios a precios más competitivos”, expone Enrique Castillo Sánchez Mejorada.
Cambios sustanciales
Manuel Somoza dice que la estabilidad financiera ha facilitado a los bancos poder desarrollarse, pero apunta que, a futuro, la estabilidad hará que se migre de los créditos “fáciles”, otorgados a las grandes empresas, donde el riesgo es mínimo, a la pequeña y mediana industria. “Si yo le voy a prestar a la pequeña y mediana industria, mi margen de morosidad va a ser más alto, pero también mi margen de beneficio; en esa lógica, se van a ir acomodando poco a poco las instituciones bancarias; la competencia va a forzar a que los bancos, para poder seguir creciendo y siendo productivos, tengan que empezar a arriesgarse en los sectores que más necesitan el crédito, que son los que no tienen garantía”.
Agustín Carstens dice que la Banca de desarrollo deberá jugar un papel fundamental en el nuevo contexto del sistema bancario, al enfrentar el reto de darle más accesibilidad al crédito a Pymes y convertirse en un catalizador para atraer financiamiento privado a proyectos de infraestructura y en el sector rural.
Manuel Somoza agrega que algo que debe evolucionar es la Banca de desarrollo: “Me hubiera gustado ver al Banco Nacional de Comercio Exterior como el gran Eximbank de México, un banco de apoyo al sector exportador, pero no al exportador grande, sino al exportador medio o pequeño, que es el que realmente requiere el apoyo de banca de desarrollo”. Sobre la Banca de desarrollo, Enrique Castillo Sánchez Mejorada dice que esperan trabaje en función del crecimiento del país, que es prioritario: “Se trata de apoyar las políticas públicas con mayor esfuerzo”.
José Antonio Quesada, Socio de Auditoría de PricewaterhouseCoopers México, especialista en el sector financiero, señala que la Banca de desarrollo es un tema estratégico para el país: “Desde el sexenio de Vicente Fox, la intención era unificar Bancomex para tratar de consolidarlo. Tenemos ejemplos de países cercanos, como el mismo Estados Unidos, donde tienen 3, 4 o 5 bancos de desarrollo, en los que se dedican a pequeños y medianos negocios y están tratando de ayudarlos con herramientas que los grandes bancos no les dan. En México deberíamos tener un banco muy sólido, que otorgue microcréditos a Pymes, y otro que fomente las actividades de importación y exportación”.
Ta r e a p e n d i e n t e
En un contexto donde lo predominante en materia financiera es crear esquemas normativos flexibles que faciliten el libre flujo de capitales, el sistema bancario mexicano enfrenta retos y perspectivas (que se suman a los desafíos planteados por Agustín Carstens), tales como:
• Esquema de Banca especializada, que fomente la entrada de participantes en la llamada Banca de nicho.
• Realineación de las facultades de las autoridades financieras, para generar procesos más claros y eficientes para las instituciones,
reduciendo costos innecesarios de regulación.
• Un marco regulatorio que genere ayor apertura en el otorgamiento de crédito, a través de esquemas más flexibles de contratación
y administración.
• Ampliación de la red de distribución de los productos y servicios financieros, que es determinante para la competencia y eficientización del sistema bancario.
• Fortalecimiento de los derechos de los consumidores (énfasis en ofrecer al consumidor información clara, eficiente y suficiente para la toma de decisiones de contratación de servicios financieros, que contribuya a consolidar un sólido marco de confianza y certidumbre).
Sobre el último punto, cabe destacar que “todavía se debe trabajar mucho y de forma coordinada. Es preciso tener una mayor difusión e información en materia de tasas, costos y condiciones respecto de los principales productos financieros que se encuentran en el mercado”, expone la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) en un comunicado fechado en marzo de 2007.
En el mismo do*****ento da a conocer datos acerca de la “transparencia de la información en sucursales bancarias, en el que la calificación global de 11 bancos en materia de transparencia no es satisfactoria, pues el promedio se ubicó en 6.2, de un total de 10”.
La máxima calificación la obtiene Santander Serfin, con 8.4, seguido de Banco del Bajío, con 8.2; Banamex, con 8; HSBC, con 7.6; Scotiabank Inverlat, con 7; BBVA Bancomer, con 6.8; BanRegio, con 6.3; Bansí, con 5; Afirme, con 4.5; Banorte, con 4.1, y Banco Azteca, con 2.5.
El avance del sistema bancario mexicano ha sido significativo, aunque aún no se registren los niveles que en otros países similares tiene la Banca en cuanto a participación del PIB, bancarización y regulación; sin embargo, de acuerdo con los entrevistados, se debe
destacar que “la Banca está comprometida, como lo ha venido haciendo en los últimos años”, dice el Presidente de la ABM, y destaca que:
“Se fomentó un mayor y mejor uso del crédito: más eficiente y más competitivo. Estamos llegando a más mexicanos en mejores condiciones de precio. Existen señalamientos de que los créditos son muy caros y que las comisiones también lo son, y seguramente
hay un espacio en el cual debemos trabajar, pero es cierto que las tasas han venido bajando de manera importante; seguramente, con mayor competencia, esto se va a seguir dando; en la medida que sigamos resolviendo los temas estructurales, va a haber mejores condiciones”.
Dentro de la AMB hay 39 bancos dedicados al negocio corporativo, al del microcrédito; otros a negocios universales o bancos de redes que siguen invirtiendo en puntos de venta. “Crecimos de forma constante el primer trimestre del año, cerca de 11% en número de terminales y puntos de venta. Existen más de 8 mil oficinas, el crecimiento fue a un ritmo del 8%”, señala Enrique Castillo Sánchez Mejorada.
Agrega que hay nuevos bancos que vienen a llenar nuevos espacios, generando mayor competencia. “En esa medida, el beneficiario es el depositante, acreditado o usuario del servicio”, que no tiene topes en las comisiones y tasas de interés que cobran los bancos comerciales, “para no inhibir o detener el proceso de bancarización y profundización del crédito en el país”, de acuerdo con el Senado de la República, que se rehusó a imponer topes a comisiones y tasas, pues con ellas se paralizaría el proceso de bancarización.
Renovarse o morir
Definitivamente se ha avanzado; se han logrado abatir los rezagos que presentaba el sistema bancario para poder registrar, de acuerdo con la CNBV, el Banco de México y el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), avances en:
Captación de recursos: entre 2000 y 2006, el número de cuentas de captación (a la vista y depósitos a plazo) pasó, de 22.8 a 45.4 millones, registrando una tasa media de crecimiento anual (TMCA), en términos reales, de 12.2%. Los recursos captados en estas cuentas aumentaron, de mil 251 a mil 620 miles de millones de pesos (mmp), registrando una TMCA de 4.4% como porcentaje del PIB, recursos que se mantuvieron prácticamente sin cambios, pues pasaron de 17.5 a 17.7% en este periodo.
Crédito al consumo: entre 2000 y 2006, la cartera de crédito al consumo de los bancos pasó, de 52.3 a 375.3 mmp, registrando una TMCA de 38.9%. Como porcentaje de la cartera total de la Banca, el crédito al consumo creció, de 4.3 a 27.1%, y como porcentaje del PIB pasó de 0.7 a 4.1%.
Crédito a la vivienda: entre 2000 y 2006, la cartera de crédito a la vivienda de los bancos pasó, de 169.2 a 233.6 mmp, con una TMCA de 5.5%. Suparticipación en la cartera de créditototal de la Banca aumentó, de 13.8a 16.9% y, en términos del PIB, esta cartera pasó de 2.4 a 2.6%.
Tarjetas de pago: entre 2002 y 2006, el número de tarjetas de crédito pasó, de 7.8 a 20.4 millones, alcanzando una TMCA de 27.1%, y el de tarjetas de débito pasó de 32.4 a 35.9 millones,con una TMCA de 2.6%. El número de transacciones realizadas con tarjetas de crédito creció, de 213 a 321 millones, a una TMCA de 10.8% y, en el caso de las tarjetas de débito, pasó de mil 61 a mil 360 millones,a
una TMCA de 6.4%.
En el mismo periodo, el monto de las operaciones con tarjetas de crédito pasó, de 152.4 a 282.9 mmp, con una TMCA de 16.7%, y con tarjetas de débito pasó, de 952 mmp a 1.5 billones de pesos y una TMCA de 11.9%. Como participación del PIB, el importe de las transacciones realizadas con tarjetas de crédito pasó, de 2 a 3%, y el de tarjetas de débito fue de 12.7 a 16.0%.
Operaciones por Internet: en el periodo de 2002 a 2006, el número de operaciones por Internet pasó, de 21.6 a 74.4 millones, con una TMCA de 36.3%; su monto, de 1.95 a 12.22 billones de pesos y una TMCA de 58.2%, y como porcentaje del PIB, de 26 a 131%, con una TMCA de 49.7%.
Transferencias electrónicas de fondos (TEFs): entre 2002 y 2006, el número de operaciones pasó, de 6.5 a 17.5 millones, logrando una TMCA de 28.3%; el monto de las operaciones, de 288.6 a 789.5 mmp, con una TMCA de 28.6%, y como porcentaje del PIB pasó, de 3.8 a 8.4%, con una TMCA de 21.9%.
Infraestructura para el uso de tarjetas de pago: entre 2002 y 2006, el número de terminales punto de venta (TPVs) pasó de 130 a 287 mil, registrando una TMCA de 21.9%. En el mismo periodo, el número de cajeros automáticos (ATMs) aumentó, de 17 a 26 mil, con una TMCA de 10.8%.
“Hoy, la innovación es una exigencia de los clientes de servicios financieros, y una necesidad de transformación de las instituciones
financieras. La evolución en la oferta de productos y servicios financieros, la competencia entre las instituciones financieras, la entrada de competidores no tradicionales y el cambio en el comportamiento y exigencias de los clientes está requiriendo a las instituciones financieras mejorar la experiencia de sus clientes”, indica Rafel Pérez Coca, Client Unit Executive Financial Services Sector,de IBM.
Considera que las instituciones financieras están en una constante transformación para no perder competitividad y atender a un cliente cada vez más exigente y sofisticado, por ello, las instituciones financieras han tomado acciones en el pasado para actualizar sus plataformas y modernizar sus aplicaciones, sin embargo, la permanente evolución del cliente y la industria financiera mexicana hacen necesario continuar con esta transformación y definirla como una constante que se tiene que atender oportunamente, para
lograr el objetivo de retener y atraer a los clientes.
Lo expuesto por Pérez Coca es un elemento más a considerar en el nuevo entorno del sistema bancario mexicano, que tiene mucho que ofrecer, pero también muchos retos que enfrentar, en un entorno que dista mucho del heredado de los años 90.
Autora:
Articulista Adriana Reyes Urrutia
Reportera especializasa en Negocios y Finanzas
ejecutivosdefinanzas.org.mx
Publicado por: TuDecides.com.mx
Edición: Adrián Soltero
Contacto: dir@tudecides.com.mx
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