Existe un héroe desconocido en tu organización, aquel que tiene ideas nuevas sobre cómo hacer mejor las cosas. Pero ¿quién es? Probablemente ya lo sabes, es el ejecutivo medio al que llamaste para incluir algo sobre rediseño de procesos o sobre la gestión basada en el Balanced Scorecard en la carta para la memoria anual de la empresa.
Estos individuos son llamados “practicantes de ideas” y no cuentas con muchos, aunque hoy son más importantes que nunca, porque las ideas frescas sobre management son indispensables para mejorar el desempeño del negocio, motivar a los trabajadores y revitalizar a la organización, ¿no deberías hacer algo para manejar a la gente con ideas, aprovechar su peculiar talento o, al menos, evitar que se vaya?
Trabajo en 4 pasos
Los “practicantes de ideas” pasan por un proceso de cuatro etapas: explorar, formatear, propugnar e implementar ideas, para conseguir su objetivo.
- Enfrentan sus trabajos, son ávidos lectores de textos de management y participantes entusiastas en conferencias de negocios, se aproximan a todas sus fuentes con la mente abierta, no son cínicos ni crédulos.
- Toman una idea prometedora y la colocan en un formato adecuado para difusión masiva dentro de la organización. Los practicantes agregan, quitan o traducen las ideas que quieren implantar, adaptándolas para que calcen con las necesidades específicas de su organización. Los más exitosos son capaces de ajustar las ideas a los temas clave (como innovación, eficiencia o efectividad) que preocupan a los ejecutivos y expresarlas.
- Ninguna idea de negocios echa raíces en una empresa sólo por sus propios méritos. Necesita ser vendida a los altos ejecutivos, a los empleados de base y al gerente medio, entre otros. Los practicantes buscan soporte para las nuevas ideas: levantan campañas de marketing, descubren quiénes las puedan adoptar primero y trabajan para convencer a otros líderes y gerentes de interesarse en ellas.
- Todos los buenos practicantes juegan algún papel en la última fase: implementar la idea. La mayoría es experta en los principios del management del cambio y entiende la importancia de empezar una nueva idea simultáneamente, desde arriba y desde abajo.
Los practicantes conscientes de que la idea debe cubrir desde el directorio hasta la base de la organización, también saben cuándo está hecho su trabajo. Por lo general, participan en los experimentos iniciales, pero cuando estos despegan se apartan del camino y dejan a otros la ejecución.
Los individuos que hacen estas cuatro cosas –explorar, formatear, propugnar e implementar ideas– son llamados practicantes, porque al compartir prácticas y un cuerpo común de conocimiento, aprenden entre sí cómo progresar todavía más en lo que hacen. Muchas de esas personas son reincidentes.
Cómo son
Los practicantes comparten rasgos de personalidad, el optimismo es uno de los principales, también detectan el potencial real de ideas nuevas de negocios. Ven la posibilidad de un camino mejor y tienen la creencia de que la gente y las organizaciones pueden cambiar, también son devotos de las ideas en general y presentan un nivel educacional importante; excelente preparación en el arte y la ciencia del management; son suscriptores de publicaciones sobre ideas externas a los negocios. Son intelectualmente incansables y apasionados por las ideas en sí mismas.
Dan la impresión de no ser fanáticos ni seguidores de modas, parecen de carácter bastante tranquilo y seguros de sí mismos, finalmente, los profesionales de ideas tienden a extender sus límites. Dentro de las organizaciones cuentan con sus redes personales para saber a quién reclutar. Fuera de ellas, los nombres de esta gente, probablemente, aparecen en las agendas de conferencias, como miembros de comunidades profesionales y como patrocinadores de programas de investigación multiempresa.
¡Cuídalos!
Identifica su existencia. Es tu obligación determinar quién cumple este papel en la empresa; tal vez tengas que excavar un tiempo o quizás están por todos lados. Descubre quiénes son tus practicantes de ideas y hazles
saber que tomaste nota de ellos.
Establece funciones. Casi todos los profesionales de ideas desarrollan otras funciones y juegan su rol de ideas más o menos desde el margen; realizan labores corporativas, como estrategia, TI o recursos humanos, lo cual no es siempre ideal, dada la dificultad de realizar cambios desde esas áreas. Lo óptimo es identificar a un practicante de ideas competente y establecer una función que potencie sus fortalezas.
Como líder, debes asegurarte de que el practicante termine en una buena posición después de que sus ideas estén en curso. De lo contrario, la gente en la organización no apreciará el valor de exponer sus ideas.
Dales licencia
Los practicantes necesitan libertad para ir por las ideas y la mejor manera de dársela es dentro de los límites de valores formulados explícitamente y dentro de iniciativas respaldadas por la alta gerencia.
Recompénsalos, pero con cuidado
Los practicantes de ideas necesitan, como todos, recompensa y reconocimiento. Sin embargo, darles demasiado dinero puede ser contraproducente, aunque sólo sea porque tales beneficios atraerán a “escaladores”. Los practicantes de ideas se motivan no por dinero o poder, sino, principalmente, por el estímulo intelectual y la emoción de ver ideas convertidas en acciones. Su buena disposición a escucharlos y a explorar abiertamente una idea es una poderosa motivación, mientras que tu indiferencia es un castigo. El reconocimiento público de su función puede ser la recompensa más alta que les puedas dar.
Involúcrate en las ideas.
Un líder puede hacer gestos de apoyo para una idea de muchas maneras: enviar un memo a toda la organización; llamar a una reunión del equipo de gerentes en la cual cada miembro discuta cómo su unidad ha abordado la idea; invitar a un reconocido experto familiarizado con la idea a la reunión de gerentes; incluso, tener visiblemente en su estante una copia de un buen libro sobre la idea.
Interfiere sólo en ocasiones
Es improbable que un practicante de ideas llegue lejos sin la protección de un líder, pero esa persona debería ser capaz de acceder, ocasionalmente, a tí para conseguir apoyo y superar una resistencia anormal.
Genera una cultura amigable hacia las ideas
Por encima de todo es responsabilidad del líder generar una cultura organizacional que permita que las buenas ideas florezcan. Los practicantes de ideas comienzan a desligarse de la empresa emocional e intelectualmente –y terminan por irse– cuando un alto ejecutivo transmite una aversión al riesgo mayor a la de los otros empleados.
Generar una organización amistosa hacia las ideas significa estimular la tolerancia hacia los fracasos. Se suele decir que la innovación requiere de la habilidad para fracasar y la impulsada por ideas de negocios y de gestión no es la excepción. Algunas ideas no funcionarán, a pesar de las mejores intenciones y esfuerzos. Se puede argumentar que los experimentos emprendidos a partir de ideas de negocios son, en cierta manera, más difíciles y complejos que aquellos realizados en cualquier laboratorio y nadie espera que todos los experimentos de laboratorio sean exitosos.
Quién mueve y agita tú empresa
Los practicantes de ideas vislumbran una nueva realidad. Su función es mover y agitar al mundo, sin ellos, las nuevas ideas permanecerían en la periferia de las organizaciones y nunca se transformarían en prácticas reales. Además, son un recurso valioso que no debiera creerse asegurado, su capacidad para agregar valor crece al permanecer en una misma compañía, lo que hace aún más importante la tarea de los altos ejecutivos de identificarlos y potenciarlos
Publicado por: TuDecides.com.mx
Edición: Adrián Soltero
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