El universo del emprendimiento es tan diverso como lo imaginemos. Existen iniciativas personales que, sin tal vez sospecharlo, se vuelven negocios súper rentables, como quienes deciden comercializar la receta familiar de un platillo que había sido guardada celosamente por generaciones.
Otras personas optan por atacar nichos muy peculiares, como el de spas para mascotas (hay docenas de ideas en internet sobre este servicio), la confección de ropa “antirrobos” o la pintura que repele insectos, por decir solo algunos.
Hay quienes ven muy arriesgado empezar un negocio desde cero y consideran más seguro el modelo de franquicia. Este ofrece ventajas a primera vista: el modelo ya está desarrollado y probado, no siempre requiere que tengas conocimientos de administración o empresariales, y cuentas con el respaldo de una marca experimentada que te asistirá en tu operación.
Sin embargo, los negocios por franquicia no son mágicos. He conocido a algunas personas que creen que este modelo “llave en mano” garantiza ingresos sin esfuerzo. Confían en que el modelo funciona solo o únicamente requiere de supervisión. Y no.
Un modelo de negocio pre armado
Un exitoso empresario me dijo una vez que las franquicias son como un hijo: si tienes la fortuna de ser madre o padre, sabrás que los hijos ya vienen “armados”, no hay que construirlos ni ensamblarlos. Ya vienen con su corazoncito, sus riñones, sus ojos; no hay que ir a comprarlos al mercado ni estudiar un pesado manual para colocarlos en su lugar y hacer que funcionen.
Sin embargo, los hijos no son capaces de valerse por sí mismos sin el apoyo de sus padres. De hecho, los primeros años de su infancia son altamente dependientes de sus papás. Si ellos no los cuidan, no los alimentan, no les transmiten afecto ni les enseñan a valerse por sí mismos, es probable que mueran.
Las franquicias y proyectos “llave en mano”, prosiguió el empresario, se parecen mucho a los hijos. El concepto del negocio ya está desarrollado, probado. Pero para que funcione, no basta que ya venga “pre-armado”: requiere del esfuerzo del emprendedor para que funcione, crezca, madure y genere ingresos de manera constante y ascendente.
Es cierto que, a diferencia de otros modelos de negocio, el de franquicias tiene sus ventajas. Te ahorra el trabajo de diseñar un modelo que pruebe funcionar en el mercado. Pero eso no significa que funcione solito, sin tu intervención directa. Sería como esperar que un recién nacido fuera capaz de cambiarse solito los pañales o de hablar sin que nadie se lo enseñara.
Lo triste es que hay quienes creen que así funcionan las franquicias: invierten mucho capital en una (incluso arriesgan su patrimonio, con la expectativa de multiplicar su capital), la instalan siguiendo al pie de la letra el modelo de negocio y luego suponen que los clientes llegarán solos y a granel a comprar sus productos, y descubren aterrados que no está funcionando como esperaban. Como los clientes no llegan solitos, empiezan a “canibalizar” su inversión y a descuidar su operación, llevándola a una ruina segura. La operación del negocio es tan relevante como el diseño del modelo.
Claves para alcanzar tus objetivos con una franquicia
Si estás considerando la posibilidad de comprar una franquicia, ¡excelente! Es un modelo de negocio que puede ofrecerte crecimiento, ingresos y expansión. A continuación, te doy unos consejos que pueden ayudarte a conseguir tus objetivos:
- Estudia todas las opciones antes de tomar una decisión. Es importantísimo que la franquicia que elijas tenga un modelo replicable en donde vives o deseas operarla.
- También es indispensable que tenga un mercado potencial en donde quieres echarla andar.
- Acércate a un consultor especializado para analizar con cuidado cuál es la opción que más te conviene. Ten presente que alrededor del 30% de las franquicias suele fracasar.
- No te pienses como “todólogo”. Vas a necesitar un equipo de trabajo para adoptarla, operarla y supervisarla de manera eficiente.
- Ya que hayas seleccionado a la franquicia que quieres como negocio, es súper importante que verifiques que esté afiliada a la Asociación Mexicana de Franquicias (AMF); de esta forma, te proteges del riesgo de que se trate de un fraude.
- También es muy recomendable que conozcas y platiques con emprendedores que hayan elegido a la misma franquicia, para que conozcas su experiencia y obtengas consejos.
- Sigue al pie de la letra las reglas de la franquicia; justamente ese es el valor de su modelo de negocio. Si empiezas a improvisar y a salirte de su manual, el riesgo de fracasar es muy alto.
- Sé paciente. Si el negocio empieza a producir ingresos, respeta los planes de negocio y no te los “comas” antes de tiempo, poniendo en peligro su rentabilidad futura. El plazo promedio de retorno es variable, puede oscilar entre dos y tres años.
Recuerda que las franquicias no son un “fondo de inversión”. Son un negocio que requiere de tu atención e intervención. Tampoco son ideas modificables, sujetas a la creatividad del franquiciatario. Ten presente que sus reglas ya han sido probadas con antelación; ahórrate los errores que otros cometieron antes, y pon tu confianza en el proceso.
Finalmente, aprovecha todos los apoyos que ofrezca la franquicia, pon todo tu esmero en su operación y cuídalo como si fuera tu propio hijo. Ya verás los resultados.
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Fuente: Emprendedor / Por: Claudia M. Sheppard | Claudia M Sheppard es emprendedora mexicana, estratega y mentora de negocios, CEO y Fundadora de The Latin Powerhouse
Publicado por: TuDecides.com.mx
Edición: Adrián Soltero
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