En algún momento, la palabra “disruptivo” fue muy poderosa, primero para señalar a una compañía que había demostrado tal nivel de innovación que había cambiado las reglas del juego, creando una nueva industria o transformando por completo una ya existente.
Después, los periodistas de tecnología, emprendedores y consumidores empezaron a usar el término para describir cualquier negocio que tuviera una idea tan original que pudiera crecer y ser exitosa.
Esto no significa que esas compañías no fueran valiosas o no merecieran ser exploradas. Sólo significa que no fueron buenos ejemplos de lo que realmente significa ser “disruptivo” o haber “cambiado las reglas del juego”.
Tomemos, por ejemplo, las siguientes compañías que han sido etiquetadas como disruptivas pero no han sido tan revolucionarias como creemos:
1. Uber
Uber es conocida como una fuente de tecnología que cambió la industria del transporte. Con un financiamiento de 10.7 mil millones de dólares y habiendo sido valuada en 69 mil millones en diciembre de 2017, puede ser descrita de manera muy precisa como un líder innovador y visionario en la industria. Entonces, ¿por qué no puede calificar como disruptiva?
Clayton Christensen, profesor de la Escuela de Negocios de Harvard, quien popularizó el término “disruptivo” gracias al libro que publicó en 1997 “The Innovator’s Dilemma” (El dilema de los innovadores), habló sobre esta cuestión en un artículo reciente de Harvard Business Review. Describió la verdadera disrupción como la construcción de un negocio aprovechando un mercado de gama baja que había sido ignorado hasta el momento por los competidores dominantes. Al mismo tiempo, escribió Christensen, la verdadera disrupción pudiera derivar en crear un mercado completamente nuevo, generando clientes que no estaban ahí antes.
Uber no entra en ninguna de estas categorías de disrupción. Surgió como una solución alternativa a los servicios de taxis en donde ya existían clientes. Aunque tengan una tarifa generalmente más baja que los viajes en taxi, la solución de Uber sigue siendo lo suficientemente comparable en precios y no abrió un nuevo mercado, por lo que no cambió las reglas del juego de manera radical.
Otro contraste de los disruptores, según Christensen, es una compañía que se origina como una alternativa de baja calidad y que gradualmente emigra hacia una oferta más competitiva y de mayor calidad.
Uber llegó al mercado como una alternativa de mejor calidad (un mejor producto) convirtiéndose en un competidor superior. Así que tampoco aplica para ellos esta tercera definición que Christensen nos da de un negocio “disruptivo”.
2. Google
La tecnología provee las bases para la disrupción; sus avances hacen que las cosas sean más baratas y estén disponibles mucho más rápido mientras que se introducen nuevos productos y servicios que no se habían explorado antes. Por eso, cuando la gente piensa en tecnologías que cambiaron las reglas del juego, piensan en Google, el buscador favorito a nivel mundial.
Pero Google no es y nunca ha sido una compañía disruptiva. Google no fue la primera en inventar o capitalizar un modelo de motores de búsqueda; en 1990, un motor llamado Archie empezó a usar las búsquedas de los usuarios y a empatarlas con las páginas web. Para 1993, ya había alternativas que utilizaban bots y rastreadores de búsquedas para construir indexes de la web.
Para el tiempo en el que empezó Google ya había docenas de opciones de búsqueda mainstream, incluyendo Yahoo! y Ask Jeeves. Google no creó un mercado nuevo, sólo capitalizó uno que ya existía construyendo un mejor producto.
Y más allá de eso, Google tampoco es verdaderamente disruptiva en otras áreas. El correo ya era mainstream para el momento en que Google desarrolló su innovador y popular producto Gmail; incluso sus empresas futuristas como los vehículos autónomos están construidos sobre la noción de ofrecer mejores soluciones a las bases de clientes ya existentes.
3. Tesla
El acercamiento de Tesla Motors a los negocios se basa en una innovación constante y en momentos hasta implacable. Desde su lanzamiento se ha convertido en el fabricante de autos más valioso en Estados Unidos. Se dio a conocer por sus modelos de autos eléctricos nuevos y accesibles y ha ayudado a introducir el concepto de autos semi-autónomos a los consumidores mainstream.
De hecho, la compañía está innovando a un paso impresionante diferenciándose de sus competidores y disfrutando de un nivel significativo de éxito como resultado, pero sigue sin ser disruptiva.
Tesla no es disrtuptiva porque sus vehículos han estado sirviendo a un mercado que ya existe. Los autos eléctricos o híbridos no fueron nuevos para Tesla; por el contrario, Tesla apenas mejoró los diseños ya existentes. Por lo tanto, los compradores de autos están simplemente optando por Tesla como una mejor opción, en lugar de ser nuevos consumidores.
Además considera el hecho de que el Tesla menos caro cuesta alrededor de 70 mil dólares, dejándolo muy por afuera del rango de precio que podríamos considerar para un disruptor que intenta hablarle a porciones del mercado desatendidas.
Así que piensen en esto: antes de usar el término “disruptivo” para etiquetar un negocio, consideren cuidadosamente lo que ese negocio está haciendo realmente. Si está tomando un concepto existente y mejorándolo, tiene una buena probabilidad de acceder al status de “disruptor”. Pero no está creando un nuevo mercado, está apenas capitalizando a los clientes existentes y dándoles más de lo que quieren, y muy probablemente destronará a la competencia. Pero no está creando clientes donde no existían.
En resumen, estos pensamientos alrededor de la palabra Disruptivo no son un ejercicio vacío: entre mejor podamos describir y aprender de conceptos de negocios como éstos, mejor podremos entender nuestros mercados y nuestras propias ideas.
Fuenete: www.entrepreneur.com / Por: Jayson DeMers
Publicado por: TuDecides.com.mx
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