En 1983 los dos grupos principales de relojería suiza convocaron una reunión de emergencia en Biel, Suiza. El objetivo de la SSIH y la ASUAG era simple: encontrar una estrategia conjunta para combatir una tendencia alarmante que, en tan sólo dos años, había puesto en bancarrota a un tercio de los fabricantes de relojes suizos: la tecnología de cuarzo.
La solución era unir los dos grupos y se creó Swatch; hoy en día proveedor de casi todas las marcas de reloj de gama alta, incluyendo a Rolex. Swatch reconoció que no podía competir con la funcionalidad y con los precios más bajos de la industria del cuarzo.
La estrategia fue trasladarse de un enfoque funcional a uno emocional. Los relojes Swatch no se enfocaban en decir la hora; incluso un reloj de sol da la hora. En cambio, vendían la diversión, la fantasía, la juventud, la individualidad y el estatus.
Treinta años más tarde, no podemos evitar preguntarnos si esta vieja estrategia de apelar a las emociones sobre la funcionalidad todavía funciona.
El año pasado, Samsung lanzó el Galaxy Gear y Sony el SmartWatch 2. Este año salió el Moto 360 y Apple finalmente anunció su reloj inteligente (que se espera llegue a las muñecas de los consumidores a principios del próximo año).
¿Serán estos teléfonos inteligentes, con sus aplicaciones, el cuarzo de esta época? Estos relojes claramente no son para dar la hora, proporcionan al usuario algo distinto.
Sin embrago, para las personas que siempre han usado un Rolex les es difícil cambiarlo. La mayoría de los empresarios ven un reloj de lujo como uno de los tres grandes elementos obligatorios que todo hombre de negocios debe tener (los otros dos son el traje y la corbata).
Para Martin Lindstrom, escritor danés y uno de los 100 hombres más influyentes según la revista Time, tener un smartwatch que haga de todo no es suficiente para dar ese cambio.
“ “Aunque su reloj sea bueno y calcule todo, desde la cantidad de patatas que ha comido y cuánto va a gastar en el parquímetro, recuerde que uno tiene un reloj por lo que le hace sentir, no por lo que hace realmente”.
Martin apunta que nuestras emociones siempre triunfarán sobre nuestro lado racional. Esto justifica por qué la moda es todavía un gran problema, pero también muestra por qué la estrategia de Swatch diseñada hace décadas sigue siendo inmejorable.
Al final del día, los seres humanos somos criaturas emocionales. Ansiamos estatus y reconocimiento por parte de nuestros compañeros. Es por eso que la industria relojera suiza continúa sonando, con un discreto mensaje, pero esencial: el reloj que usas te define.
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Publicado por: TuDecides.com.mx
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