Por ello, el placer por degustar y conocer más sobre el vino se ha incrementado en los últimos años en México y el mundo entero, lo que ha llevado a prestigiados hoteles a crear cavas con un gran portafolio de etiquetas y botellas provenientes de todo el mundo, desde vinos ligeros hasta excéntricas producciones difíciles de encontrar en el mercado.
Todo para satisfacer algo que ya es una necesidad dentro del itinerario de un viajero de clase mundial.
Calibre y variedad
El hotel Presidente InterContinental Ciudad de México está convertido en la actualidad en un espléndido centro gastronómico de la capital mexicana. En él se albergan seis reconocidos restaurantes con exquisita y renombrada gastronomía, cuya experiencia se convierte en algo perfecto, gracias a que el hotel creó en sus entrañas una gran cava central que da servicio a todos sus centros de consumo.
Ésta en su interior alberga más de 60 mil botellas y 1,800 etiquetas que constituyen una amplia carta de añadas y variedades y que aseguran al comensal el disfrute de vinos de calibre cotidiano hasta auténticas piezas de colección de prestigiados chateaux del viejo y nuevo mundo vitivinícola. Sus tesoros yacen en las profundidades del hotel, donde reposan a 13° C, la temperatura perfecta; con humedad del 70% que permite a esta gran colección su inalterable conservación.
El cuidado de la cava está a cargo del Maitre Sommelier Pedro Poncelis, quien se encarga de actualizar el inventario, seleccionando y supervisando la guarda perfecta de las botellas para tener disponible el vino elegido por el comensal. De esta forma, siempre habrá el vino perfecto en cualquiera de los restaurantes, ya sea para disfrutar exquisitos platillos cantoneses en el Zhen Shanghai; o si prefiere una excelente carne y/o langosta de Nueva Escocia, el Palm Restaurante le tiene el maridaje perfecto; en tanto auténticas especialidades italianas del Alfredo di Roma se deleitan acompañadas de un vino tinto maduro; mientras que la tradicional cocina mexicana es más que un deleite en La Chimenea; e igualmente los platillos de Au Pied de Cochon, servidos en el auténtico ambiente de bistró parisino que abre las 24 horas desde hace ocho años.
Conviértase en un experto y deguste no sólo el vino sino la vida misma
Tesoros enológicos
Considerado como el hotel museo de la capital mexicana, tanto por las obras de arte que alberga en su interior como por el arte culinario que se deleita en sus cinco magníficos restaurantes, el Hotel Camino Real México en Polanco, tiene mucho que ofrecer en cuestión enológica. El gran protagonista del Centro Gastronómico del hotel es Le Cirque, que cuenta con una espectacular cava generada por el famoso arquitecto y diseñador Adam D. Tihany.
Grandes vidrios de piso a techo y la madera africana wenge de su piso, mesa y mobiliario lo convierten en un estupendo salón que da cabida a un amplio grupo de comensales, excelente para comidas o cenas especiales, ya que los vinos se convierten en el mejor anfitrión que envuelven al grato ambiente. La selección de vinos, realizada por el Sommelier Arturo Jiménez, consta de más de 550 diferentes etiquetas de todo el mundo y alrededor de 20 mil botellas, haciendo énfasis en las regiones de Francia, Italia, España, Estados Unidos y México, así como una extensa minuta de vinos provenientes de Australia, Sudáfrica, Chile y Argentina.
En La Cava de Le Cirque existen vinos para todos los gustos y para todos los presupuestos, ya que 200 de las etiquetas cuestan entre $180 y $400 pesos, 120 de ellas su valor varía entre $700 y $1000 pesos y algunas otras, que difícilmente son encontradas en otros lugares, oscilan entre los $10,000 y $90,000 pesos, tales como un Château Margaux 1988, el Château Latour 1961, el Château Lafite-Rothschild de 1966 ó el famoso Petrus 1982 y 2000. En fin, una cava extraordinaria para noches espléndidas.
Comer bien para beber mejor
Enclavado en el corazón de la capital mexicana se alza el imponente Sheraton Centro Histórico que alberga en su interior al Riedel Winebar. Un concepto vanguardista para el aficionado al vino y el buen comer, dónde sus propietarios Deby y Charles Beard crearon un espacio diseñado para descubrir, conocer y disfrutar el vino. En su interior encontrará más de 380 etiquetas provenientes de 17 diferentes países, listos para degustarse durante la comida o llevarse a casa, siempre tendrá un experto que lo asesorará sobre el vino adecuado a elegir, o si desea puede adquirir las reconocidas copas Riedel.
En su menú encontrará especialidades como el Queso de cabra crujiente con echalot al vino tinto, el Risotto con azafrán y cangrejo de Alaska, Láminas de pato con chutney de ciruela pasa con higo o el Carpaccio de avestruz con aderezo de nueces y avellanas. Para adentrarse en la cultura del vino, los señores Beard crearon las comidas maridaje todos los sábados, en sus cuatro tiempos tendrá la oportunidad de paladear los sabores de los platillos que entremezclan con el vino perfecto. Más que sólo tomar un buen vino, ésta es una experiencia de vida
Por: Lorenzo Ruiz Bernal
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