Debemos tener cuidado con la percepción que tenemos del entorno, porque una mala percepción de nuestro mundo, puede dar lugar a comportamientos malos por parte de gente buena.
Si analizo mi entorno cercano (familia y amigos) , mi entorno más lejano (conocidos) y mi entorno cibernético (esas personas que no conozco personalmente pero sigo o me siguen en redes sociales), a modo general, no tengo queja.
Estoy seguro de que estoy rodeado de buenas personas.
Sé a ciencia cierta que a pesar de que piensen de forma diferente en cuestiones políticas, religiosas e incluso de políticas económicas, todo mi entorno (cercano, lejano y cibernético) desean exactamente lo mismo: el bien común.
No tengo en mis círculos a personas racistas, ni personas que odien a la mujer, ni mucho menos a personas que deseen la pobreza al resto. Todo lo contrario. A modo general, son buenas personas.
Pues bien, mi entorno no es diferente al vuestro. Siempre vamos a encontrar excepciones, pero debemos verlas como lo que son; excepciones.
Hemos demostrado nuestra solidaridad conjunta una y otra vez
Como sociedad, hemos demostrado en más de una ocasión que todos somos capaces de unirnos por el bien común. Hemos demostrado que independientemente de la raza o género, cuando algo nos ha amenazado como país o como sociedad, todos hemos remado hacia el mismo lugar. Y ésto ocurre porque todos tenemos los mismos intereses. En pocas palabras, porque a modo general, somos buenas personas.
Pero entonces, ¿por qué estamos tan divididos en la sociedad?
A lo largo de este último golpe a nuestra sociedad provocado por esta emergencia sanitaria, hemos podido ver cómo adulábamos a médicos, enfermeros y cuerpos de policía. Los hemos llamado héroes. Y es que lo cierto es que se han jugado la vida por cuidar de nosotros, de nuestros familiares, de nuestros mayores y de nuestros enfermos.
Pero rápido volvemos a una especie de realidad ficticia, donde nuevamente empieza una lucha que nos comienza a dividir. Nuestros héroes ahora también comenzamos a dividirlos entre “izquierdosos” y “fachas” debido a sus ideas políticas, a pesar de que todos ellos buscan el bien común.
Siempre hay una causa por la que luchar, y si no la hay, se crea.
Volvemos a llenar las calles con manifestaciones sin importar incluso el peligro que aún se sigue corriendo debido a un virus que ha matado a decenas de miles de personas y que aún no ha desaparecido.
Esta vez la causa es el homicidio de una persona afroamericana en Estados Unidos por parte de un policía con antecedentes por brutalidad policial.
Hay que salir a la calle y la gente sale a la calle pensando que sabe por qué está saliendo y a qué está saliendo, pero son muy pocos los que de verdad lo saben: Encendemos fuegos para tener la oportunidad de apagarlos.
Quizás eso explicaría por qué si son manifestaciones anti-racismo, atacan la estatua de Abraham Lincoln, casualmente la persona que abolió la esclavitud, la persona que peleó por los derechos de toda persona independientemente de su raza y color.
Quizás también explicaría por qué atacan a la estatua de Winston Churchill. ¿Acaso no luchó esta persona contra los nazis?
Y podría continuar. Solo veo que hay cierto interés en dividir a las buenas personas y hacerlas pelear en causas que ni siquiera existen pudiendo dar lugar a otro tipo de actos que podrían presentarse como “profecía autocumplida.”
Y es que aun no habiendo racismo generalizado, si le hacemos creer a los afroamericanos que la policía de EE.UU. te mata hoy día por el simple hecho de ser afroamericano, la próxima vez que un afroamericano vea que se le acerca un policía para pedirle los papeles del coche, podría actuar de forma imprevisible.
Desde hace tiempo venimos observando que siempre hay una causa por la que pelear, y si no la hay, ésta se crea.
¿Hemos olvidado ya cómo ha habido policías de todas partes del mundo (incluido Estados Unidos) que han arriesgado su vida por salvar a personas afroamericanas en diferentes situaciones?
A modo general, la policía no es racista. A modo general, la policía vela por los intereses de los inocentes, sin importar raza o color.
Pobres contra ricos, trabajadores contra empresarios, mujeres contra hombres…
Hubo una época en la que la mujer estuvo cosificada por la sociedad. Aquellos tiempos ya pasaron. Sí, aquellos tiempos ya pasaron.
Nos han estado vendiendo mentiras a la hora de hablar de una brecha salarial inexistente. Por muy convencido/a que estés de que existe la brecha salarial entre géneros, solo te invito a que le eches un vistazo por tu cuenta a los datos de una forma imparcial. Quien te vende la brecha salarial es parte del problema que estamos tratando: la división.
Hemos destinado dinero público a la creación de asociaciones que únicamente nos han debilitado como sociedad en todos los sentidos. En primer lugar, económicamente, pues estas asociaciones han sido muy efectivas como una forma de obtener beneficios a costa de la confrontación innecesaria entre hombres y mujeres.
Nos han hecho creer que el hombre es un potencial maltratador por el simple hecho de ser hombre, lo cual me hace preguntarme por el concepto que estas mujeres tendrán de sus propios padres.
Y doy por hecho que hay hombres maltratadores de la misma forma que doy por hecho que algunas mujeres han aprovechado las leyes para maltratar a su ex marido. Claro que personalmente creo que a modo general, las mujeres y los hombres son buenas personas.
Hemos llegado a tener un sentimiento aparentemente generalizado de la figura del empresario como una especie de diablo explotador. No sé si las personas saben que gracias a que los empresarios se arriesgan a crear empresas, existe algo llamado “puestos de trabajo.”
Esos ricos a los que tanto odio les tiene la gente, precisamente son los que más puestos de trabajo generan.
De la misma forma que invitaría a políticos y empresarios a ponerse en los zapatos de un trabajador, también invitaría a esas personas que se quejan de los empresarios a que monten una empresa. Sería un verdadero placer ver lo a gusto y bien pagados que iban a estar sus trabajadores.
Pero no culpo a estas personas, porque posiblemente no tengan culpa de por qué piensan de esta forma.
Cuando un multimillonario dona productos que pueden salvar vidas, millones que vienen bien para nuestra sociedad, y veo cómo algunas personas siguen criticando a este multimillonario, está claro que no podemos culpar a esta persona por hacer eso. Habría que buscar quién le ha “comido” la cabeza de esa forma para pensar que un acto generoso no es algo bueno.
Creo sinceramente que si pensamos que nuestro entorno no es malvado y que a modo general las personas merecen la pena, tu vida puede mejorar, tu salud mental puede mejorar. No es sano encender la televisión y ver la cantidad de guerras que tenemos abiertas.
Y es que nuestra mente puede acabar generalizando hechos aislados, en cuyo caso, te acabarás llenando de odio y decepción en la humanidad: un mundo lleno de racistas, maltratadores, asesinos, que se suma a una crisis económica y a una pandemia. Visto de esa forma, cada día que no saltas desde un precipicio, puedes considerarlo una victoria.
No dejéis que os engañen, no dejéis que nos ganen. No dejéis que nos dividan. Recuerda que a modo general todos queremos lo mismo. Todos somos buenas personas.
Fuente: negocios1000.com
Publicado por: TuDecides.com.mx
Edición: Adrián Soltero
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