WASHINGTON (Reuters) — El presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, ha prometido el programa nacional de obras públicas más grande jamás visto para ayudar a reactivar la economía de Estados Unidos, pero la polémica está abierta en torno a qué medidas serían más efectivas y más rápidas de implementar.
Los economistas esperan que Obama firme no bien asuma el 20 de enero un paquete de gasto multianual, que podría ser superior a US$750,000 millones, casi el 5% del PIB estadounidense.
Esto podría agregar más de 1 billón de dólares a la economía en el tiempo, dependiendo de cómo se gaste. Junto con las enérgicas medidas de la Reserva Federal, esto ayudaría a frenar un declive que ya es el peor desde la década del 80 y que podría seguir empeorando.
"Vienen estímulos fiscales masivos", escribieron los economistas de Morgan Stanley Richard Berner y David Greenlaw, quienes estiman que estas medidas ayudarán a limitar la contracción de la economía norteamericana el próximo año a un 1.9% y a restaurar el crecimiento a un 2% en el 2010.
La expectativa de que un estímulo fiscal acortará una recesión que ya lleva un año y ha frenado mayores pérdidas en los mercados de acciones. Pero aún no se conocen los detalles de lo que el equipo de Obama pondrá sobre la mesa y el debate sobre lo que debería hacerse todavía está abierto.
Más dinero en los bolsillos de las personas impulsa la actividad económica siempre y cuando sea gastado. Algunos programas ponen el dinero en las manos de la población más rápido que otros y en manos de personas que es más probable que lo gasten a que lo ahorren.
Como resultado, generalmente se considera que el gasto directo del gobierno es más efectivo que la disminución de impuestos, porque permite un mayor gasto del dinero.
"Hay un consenso general de que el gasto directo tenderá a ser más efectivo que las devoluciones fiscales -déle a las personas reembolsos fiscales y ellos, sencillamente, ahorrarán", dijo Kenneth Kuttner, profesor de economía del Williams College en Massachussetts.
Pero es más fácil implementar rápidamente recortes impositivos, y dependiendo de qué tributo sea elegido, puede dirigir la ayuda a las familias más pobres con más probabilidad de que lo gasten que los ciudadanos con más dinero.
"Las autoridades podrían implementar rápidamente una suspensión de seis meses de los impuestos sobre las nóminas de empleo e inyectar US$425,000 millones a la economía", dijeron los economistas de Morgan Stanley en el reporte.
Los impuestos sobre las nóminas financian la Seguridad Social y el Medicare (el organismo y programa estatal de asistencia sanitaria a personas mayores de 65 años).
Rendimiento por dólar
Cada dólar extra que ingresa al sistema además tiene beneficios adicionales para el conjunto de la economía, en lo que los economistas llaman "multiplicadores".
La inversión en el llamado stock de capital, definido como cualquier cosa que pueda ser usada para aumentar la producción o la productividad, puede obtener un buen rendimiento para el dinero federal, pero a menudo le toma años para desarrollarse y entregar resultados.
La semana pasada, Obama prometió "crear millones de empleos desarrollando la mayor inversión nueva en nuestra infraestructura nacional desde la creación del sistema federal de autopistas en la década de 1950".
Esa era una referencia al sistema de vías rápidas interestatales, que el entonces presidente Dwight Eisenhower inició en 1956 y que tardó casi 40 años en ser completado.
Además, tampoco está claro cuántos proyectos están verdaderamente listos para empezar a dar resultados de manera inmediata.
"Las inversiones en infraestructura tendrán una retribución a más largo plazo en un aumento de la producción porque estamos aumentando el 'stock de capital' de la nación, pero hay un debate sustancial sobre el tamaño de este impacto de largo plazo", dijo Menzie Chinn, profesor de economía en la Universidad de Wisconsin.
"La economía es más eficiente cuando pierdes una hora menos en el tráfico, o no tienes que cerrar una parte de la ciudad porque las alcantarillas colapsaron", dijo.
En una presentación ante el Congreso en julio, Mark Zandi, economista jefe de Moody's Economy.com, expuso los multiplicadores que él estimaba se aplicaban a un rango de medidas que va desde recortes en los impuestos a gasto del Gobierno.
Zandi encontró que los recortes en los impuestos entregaban el rendimiento más bajo por dólar, con un reembolso impositivo equivalente a un dólar rindiendo US$1.02 con una demora de un año. Los recortes de impuestos permanentes rindieron menos de 50 centavos de gasto adicional, según el economista.
Gasto real
En contraste, los incrementos de gasto real equivalen a 1.36 dólares si se distribuyen como ayuda a los gobiernos estatales; a 1.59 dólares si el dinero se destina a infraestructura; a 1,64 dólares para beneficios de desempleo extendidos y hasta 1,73 dólares por un incremento en cupones de comida.
"El dinero va a gente que ya ha sufrido una baja en sus estándares de vida y casi todo se gasta", dijo Chad Stone, economista jefe del Centro de Presupuestos y Políticas Públicas, un centro de estudios liberal en Washington.
Si el gobierno federal quiere hacer una contribución más general a la economía puede ser subsidiando gobiernos estatales y locales cortos de dinero.
Stone estima que los gobiernos estatales actualmente enfrentan déficit presupuestarios de 200,000 a 250,000 millones de dólares, ya que la recesión reduce la recaudación impositiva.
La mayoría de los estados están exigidos por ley a tener presupuestos equilibrados, y muchos ya han empezado a recortar importantes servicios sociales.
"Si pueden darles el financiamiento que les permita evitar recortes en gastos sin incrementar los impuestos, eso podría conducir a muy buenos resultados", dijo Stone.
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