cnnexpansion Brígida Botello es una ahorradora ejemplar. Sin formación especial en finanzas, esta traductora independiente ha hecho todas sus compras importantes –vivienda y auto- recurriendo más al ahorro que al crédito. Ahora se las ha ingeniado para tener las previsiones para la educación de su hija de tres años y para el retiro de ella y su marido, ambos cerca de los 40.
A los seis años empezó a ahorrar en cochinitos, siguiendo el ejemplo de una abuela disciplinada. Ya como adulta se compró su primer auto después de un año de ‘cinturón apretado’. Siempre se propuso metas para ahorrar el dinero. Después del auto compró una vivienda aprovechando la baja en los precios de bienes raíces en Guadalajara, tras la devaluación de 1994. Luego, esperó otra oportunidad para comprar otra vivienda. "Siempre he preferido planear, ahorrar y luego comprar", comenta Botello. "Tal vez no sea la mejor manera de hacer uso del dinero pero me ha funcionado y me da tranquilidad".
¿Sus instrumentos de ahorro? Cochinitos en la infancia. Cuando quiso comprar un departamento, "no confiaba mucho en la idea de ahorrar mi dinero en un banco y empecé a comprar dólares", recuerda. "Destinaba a eso 70% de mis ingresos. Mi familia me apoyaba, mi mamá me preparaba comida para toda la semana y mis hermanas me compartían su ropa. Sólo me hacía cargo de los gastos de mi auto, de pagar mi cuarto, comprar libros y no escatimar horas de trabajo, para poder reunir una buena cantidad. Mi banco eran muñecos de peluche. Pensaba que ningún ladrón se imaginaría que dentro de ellos había dólares".
Botello formó su patrimonio en los años 80 y 90, tiempo de crisis y devaluaciones. Ahora su situación es diferente. Cuando se casó, "no sólo cambió mi estado civil, también mi forma de ahorrar. Harold (su esposo) es más arriesgado". Él propuso comprar un terreno y endeudarse para construir una casa. Lo más que Botello le concedió fue preguntar las condiciones de un autofinanciamiento, pero sólo sirvió para convencerse de que le convendría más ahorrar por su cuenta. Vendieron sus automóviles para tener más efectivo, compraron otro a crédito y decidieron pagar la construcción con sus ingresos mensuales, apretándose de nuevo el cinturón. "Por primera vez en mi vida le debía algo al banco".
Una vez que terminen su casa, este año, tras casi un lustro de esfuerzos, tendrán más dinero disponible para ahorrar. ¿Cómo lo invertirán? "Esperamos comprar un plan educativo para Renata (su hija). Harold quiere experimentar en la Bolsa de valores, y yo empezar un negocio o comprar un local comercial para alquilarlo", dice ella.
Brígida Botello también es un ejemplo de cómo se percibe el ahorro en México... cuando se ahorra. Según la Encuesta sobre Cultura Financiera en México Banamex-unam, sólo 14% de la población tiene algún tipo de ahorro o inversión formal. En cuanto a los ahorradores "la cultura mexicana sigue siendo de ahorro en el colchón", dice Óscar Carbonell, profesor de finanzas en el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas (ipade), "o en cuentas de cheques que cuestan más de lo que pagan, por una falta de información de los productos que podrían usar. La gente piensa que están locos quienes sugieren invertir en la Bolsa, porque creen que hay que ser millonario, pero desde 10,000 pesos ya se puede invertir. Si se respetan ciertas reglas, te puede ir bien".
¿Cuáles son esas reglas?
Se puede dar el salto del ahorro tradicional a invertir como los grandes. Sólo hay que dar tres pasos.
1. Quién eres
Como suele suceder en muchos matrimonios, Brígida Botello y su esposo están en extremos opuestos. La prudencia ahorradora de ella contrasta con los ánimos de invertir en la Bolsa que tiene Harold, abogado sin experiencia previa en inversiones financieras.
Antes de dejar que sus clientes se lancen a terrenos desconocidos, las casas de Bolsa les piden que se conozcan a sí mismos.
El procedimiento habitual cuando se abre una cuenta es contestar un cuestionario para saber qué tan dispuesto está el cliente a arriesgar su dinero. A eso le llaman definir la propensión al riesgo. Contestar ese cuestionario puede servir para que empieces a conocerte mejor, para luego escoger las inversiones que te convienen.
Pero aunque este procedimiento es una ayuda, puede ser engañoso. Como dice Jason Zweig, en su libro Your Money and Your Brain (Tu dinero y tu cerebro) esas pruebas iniciales pueden ser un engaño, porque determinan qué tan propenso es alguien al riesgo, preguntándole si estaría dispuesto a perder cierta cantidad de dinero en algún momento con tal de que, al final, se gane más que con inversiones conservadoras. Lo lógico es que alguien conteste que sí, que está dispuesto a aceptar un riesgo a cambio de tener ganancias. Pero, señala Zweig, es común que alguien que se definió así quiera salir de la Bolsa en cuanto empieza a bajar, o sea en años como este 2008.
Si Harold se siente con ‘ansias de novillero’, y así lo refleja en el cuestionario, también tiene que saber cuáles serán sus necesidades y sus limitaciones. Óscar Carbonell, profesor de finanzas del ipade, da estas recomendaciones que ayudarán a definir tu perfil:
a. Determina qué capacidad tienes de invertir. Una vez que apartaste el dinero necesario para alimentos y gastos de la familia, así como para las diversiones y los seguros, encuentra cuánto puedes destinar a invertir. Ese dinero no se toca para nada más.
b. ¿De verdad te crees ‘casabolsero’? Si el dinero que inviertes en la Bolsa lo necesitas para la renta del mes, no inviertas en el mercado bursátil.
c. ¿Tienes los conocimientos? Si quieres ganarle al mercado, debes tener conocimientos muy especiales. Por eso la Bolsa tiene mala fama, porque hay quien cree que puede adivinar dónde estarán las oportunidades.
2. Qué quieres
Antes de escoger en qué vas a invertir, tienes que saber para qué quieres el dinero y cuánto tiempo puedes esperar para que rinda.
Luis Orvañanos, director de banca privada de Compass Group, tiene que conocer a sus clientes para estar en posibilidades de hacerles una serie de recomendaciones de inversión y esto es lo que les propone a lo largo de las primeras sesiones:
a. Tienes que sentarte, tranquilamente, a definir cuáles son los objetivos de tu vida.
b. Divídelos en objetivos de corto, mediano o largo plazos y encuentra si son objetivos indispensables o deseables. A los 20 años es indispensable tener un fondo de emergencia, por si pierdes el empleo, o tal vez es deseable ir de vacaciones dentro de seis meses. A los 40 puedes considerar deseable tener un Ferrari e indispensable contar con un fondo para tu retiro, dentro de 20 o 25 años.
c. Cuando defines tus metas, puedes hacer tres portafolios para alcanzarlas. Los objetivos indispensables de corto plazo requerirán inversiones conservadoras. En los objetivos de largo plazo puedes arriesgar más.
Y Óscar Carbonell agrega:
d. Si tienes un horizonte de inversión (es decir, el tiempo en el que necesitarás el dinero) menor a cinco años, pon poco dinero en la Bolsa.
e. Si estás empezando tu vida laboral, lo mejor es que inviertas en la Bolsa, porque tienes tiempo para recuperar pérdidas. Según un estudio del ipade, entre 1984 y 2007, la Bolsa siempre dio más rendimiento que cualquier otra forma de inversión si se dejaba el dinero por 12 años.
3. Invierte
Aprovecha las alternativas que existen en México:
- Define tu plan de inversión. Orvañanos da unas sencillas reglas. Para los objetivos de largo plazo puedes invertir en la Bolsa. Para los de corto plazo, en renta fija.
- Tú podrías invertir en la Bolsa. Con 10,000 pesos puedes entrar a fondos de inversión que compran acciones de empresas, tanto de México como de otros países.
- Asegúrate de diversificar. Así disminuyes el riesgo.
- Tú puedes ser dueño de 35 empresas. Los fondos pueden servir para diversificarte. Si entras a un fondo indizado eres propietario de acciones no de una o dos empresas, sino de 35. Pregunta en la ventanilla de tu banco o en distribuidoras como Fóndika, Skandia o Prudential.
- No te fijes en lo que pasa en el mercado, sino en lo que te propones. Según Lyle Gramley, asesor de Stanford Fondos, "con las bajas, lo que debes hacer es relajarte", si sales puedes perder el alza del precio de acciones.
- No inviertas en dólares. Es el instrumento al que más recurre la clase media, por los malos recuerdos de las devaluaciones del peso. Eso ha impedido que más gente busque otras herramientas más tentables. Y es un craso error: "Sólo en el sexenio de Miguel de la Madrid comprar dólares dio mayores rendimientos que tener el dinero en pesos", comenta Óscar Carbonell.
- Si lo que quieres es tener inversión en dólares, ya es diferente. En este caso puedes comprar deuda o acciones de empresas estadounidenses.
- Nadie adivina el futuro. No lo intentes tú. Si quieres especular en la Bolsa, o ‘cascarle al mercado’, como dicen los financieros, tendrás que asumir que eso es arriesgado. "A mí me encanta tratar de ‘cascarle al mercado’, es como si fuera un fin de semana a Las Vegas. A eso dedico una parte muy pequeña de lo que destino a inversiones", dice Carbonell. Frank Kinniry, director de asesoramiento de Vanguard, una empresa financiera, advierte que "predecir el mercado es muy difícil, incluso para la gente que se especializa en eso. Mejor diversifica".
- Busca la opinión de alguien que vea las cosas desde fuera. En 2006, antes de las elecciones, "todos jurábamos que el peso bajaría frente al dólar. La gente de fuera se quedó en pesos, y tuvo más ganancia, porque ahora el dólar está más barato que entonces", dice Orvañanos.
- No te quedes con el mismo asesor para siempre. Un asesor de una distribuidora de fondos puede servirte cuando empiezas, pero puede no ser útil cuando quieras inversiones más arriesgadas y diversificadas
fuente: cnnexpansion
Por: Roberto Morán
Publicado: 06:0002 de junio de 2008
Publicado por: TuDecides.com.mx
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