En un contexto de competitividad creciente que exige altos niveles de rendimiento, confianza, compromiso y creatividad de todas las personas que componen la organización, el liderazgo por valores es una nueva propuesta de dirección de empresas de carácter integrador.
Se encuentra en sus primeras fases de aplicación y “muy pocas” empresas globales de los sectores servicios, telecomunicaciones, retail y banca, lo están aplicando y está sustentada en diferentes enfoques y teorías, señala Francisco Fernández Ferreras, socio de Consultoría Estratégica y Responsable de la práctica de Organización y Personas en Everis.
Para su aplicación, dice, el liderazgo por valores necesita un grado de involucramiento relevante de toda la compañía que al final obtenga resultados, logre una transformación cultural importante desde arriba y obtenga un reflejo de que “nos vaya mejor como compañía”.
“Tiene que llevar a un desarrollo empresarial y esto, a su vez, contribuir como elemento para perfeccionar a la sociedad”, expone durante su presentación sobre “Nuevas Tendencias en Recursos Humanos y su Impacto en las Empresas”.
Tres valores para el liderazgo
Para el experto son tres los diferentes tipos de valores que pueden tomarse en consideración para asumir este nuevo liderazgo: los valores emocionales que consisten en la creatividad, optimismo y sentimientos de la persona; valores pragmáticos (eficiencia y orden), y valores éticos (como la generosidad y honestidad).
Todos son importantes, pero lo que da fuerza a este movimiento es que haya unidad y coherencia entre los tres. Desde este punto de vista, la sociedad puede modificarse con empresas que tengan determinados valores y que esto lo propaguen dentro de su entorno.
“Si se tiene una empresa de 250,000 empleados y éstos viven una serie de valores y lo transmiten sus familias, al igual que sus proveedores y clientes, ese accionar tendrá un efecto virus a través de toda la sociedad”, señala Fernández.
El punto principal de todo –agrega- es humanizar a la empresa en el sentido de considerar a las personas como fin potencial y no como meros recursos humanos. “Lo que se tiene que hacer es considerarlos people, porque quienes están gestionando son personas”.
Para ello, considera, es necesario apoyarse en directrices que vayan de principio a fin, que transiten por todas las etapas del proceso productivo, superando momentos menos brillantes y de trabajo más olvidado, pero con la confianza de que los resultados al final llegan.
People y no recursos humanos
Lo principal es que las personas que trabajan con nosotros son quienes nos van a colocar en el lugar que a nuestra empresa le corresponde, lo cual además romperá con el viejo esquema predominante del jefe que ordena y manda, para pasar a ser facilitador de procesos.
Los empleados a su vez evolucionarán del acatamiento burocrático a la libertad responsable o empowerment, y las estructuras organizativas tendrán que transformarse.
¿Estarías decidido aplicar un liderazgo por valores? ¿En tu empresa subsisten esquemas de liderazgo por objetivos o por instrucciones que vienen de los años setenta y del siglo pasado, respectivamente?
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