Y en general ¿Cómo son tus relaciones personales en el trabajo? Es mucho lo que se puede hacer para mejorarlas, sin embargo, hoy mi planteamiento se centra en ti. Quisiera centrarme en el tipo de relación que mantenemos con nuestros jefes/as. En como son y sobre todo, en como te gustaría que fuesen. ¿Cómo es tu relación con ellos?
En algunas ocasiones, las relaciones son buenas, aunque suele haber algún aspecto que se desea cambiar, en otras ocasiones, son simplemente complicadas y nos hacen vivir en un estado de tensión constante.
Durante muchos años, cuando se creaba un vínculo laboral entre un profesional y una empresa, se esperaba que durara toda la vida (pero esto ha cambiado radicalmente y prácticamente ya nadie, hoy en día, se plantea ni tan siquiera esa posibilidad).
En la nueva economía ya no se sobreentiende que vas a permanecer en una empresa hasta tu jubilación, en un momento dado, la relación se puede romper, y la iniciativa la pueden tomar tanto los profesionales como la propia empresa.
En todos los ámbitos de nuestras vidas, los cambios son cada vez más rápidos, el outsourcing, el interim management, la subcontratación, los contratos temporales (y/o precarios) existen en la gran mayoría de los sectores y hacen que sea muy sencillo sustituir profesionales o eliminar puestos de trabajo.
Nos guste o no, así es.
Esto significa que la empresa (los jefes/as) tienen muchos proveedores (profesionales) entre los que elegir, da igual que hablemos de un recepcionista que de un ingeniero de sistemas o un CEO.
Te propongo que consideres a tu empresa como tu cliente, y a tu jefe como su interlocutor/portavoz. Resumiendo, el jefe/a representa a tu cliente.
Tu empresa como cliente
Veamos, tu empresa te ha contratado para que realices un servicio que le permitirá alcanzar sus objetivos. Básicamente, tú eres un proveedor que mediante la prestación de un servicio contribuirás a que tu empresa tenga éxito.
Da igual la posición que ocupes, al final tu empresa te pagará para que le proporciones algo que necesita, y tu trabajo forma parte del producto que ofrece a sus clientes.
Y al igual que ocurriría con un cliente externo, hay muchos otros proveedores de estos servicios a los que les encantaría poder demostrar por qué su propuesta de servicio es mejor que la tuya para tu empresa.
Sin embargo, tú tienes una gran ventaja, y es que ya estás dentro de la organización y puedes conocer y atender mejor que nadie a tu cliente, pero eso sí, siempre que te focalices en utilizar esa ventaja.
¿Hasta que punto conoces a tu cliente?
Sabemos que para lograr la satisfacción de un cliente lo primero es conocer sus necesidades. Sin embargo, muchos profesionales no invierten el tiempo necesario para plantear una relación con su empresa basada en la perspectiva de “servicio al cliente”.
Estas son algunas preguntas que te planteo, la clave está en responder desde la el punto de vista de tu empresa/jefe, no desde el tuyo propio:
¿Qué es lo que (la empresa/jefe) quiere lograr?
¿Cuál es su definición de éxito?
¿Qué necesita para lograr ese éxito?
¿Cuáles son los mayores desafíos que se enfrenta?
¿Cómo actuarías si quien contratara/pagara tu trabajo fuera un cliente externo directamente en lugar de hacerlo a través de tu empresa?
¿Estas atento a sus necesidades cuando hablas con el/ella y aportando soluciones?
Esto es duro pero real, existen muchas opciones a las que una empresa puede recurrir para recibir el servicio que un empleado proporciona.
Piensa por qué tu empresa considera que tú eres la mejor opción. ¿Cuál es tu propuesta de valor, aquello que te hace diferente? Y si no eres la mejor opción, ¿qué necesitas cambiar de tu servicio para serlo?
¿Qué soluciones aportas en momentos de conflicto o ante nuevos retos para la organización?
Tu aportación de valor
Como profesionales dentro de una organización necesitamos aportar valor de forma clara y visible. Y esto empieza por conocer nuestras fortalezas profesionales por un lado y las necesidades de nuestro cliente por otro.
Por supuesto que hay ambientes y jefes tóxicos con los que el trato es frustrante y en ocasiones poco menos que imposible, no me estoy refiriendo a ese tipo de situación, de la que trataré en otro artículo.
Al igual que nos ocurre con los clientes externos, podemos encontrarnos con jefes poco razonables, que no escuchan, con carácter difícil, intolerantes…
Si este es tu caso, antes de mantener y perpetuar una relación que te genera malestar o realizar un ruptura por ese motivo, te sugiero que valores si estás utilizando o podrías utilizar una nueva perspectiva, por ejemplo, la que te planteo, que consiste concretamente en entender las necesidades de tu empresa como si de un cliente se tratara y adecuar tu aportación de valor para satisfacer esas necesidades.
Centrándonos en ti:
¿Sabes qué espera tu organización de ti?
Si tú fueras tu jefe/a, ¿hasta que punto estarías satisfecha con el servicio que estás recibiendo? ¿Te plantearías empezar a buscar otras alternativas?
Si en este momento estás dándole vueltas a estas preguntas, puede significar que no dispones de información de calidad sobre tu cliente o que tu propuesta de valor no se ajusta a sus necesidades. Pero ahora ya sabes por donde empezar.
Una vez que conozcas en profundidad a tu cliente y qué es lo que realmente necesita, ya estarás en posición de redefinir tu aportación de valor para construir una relación sólida.
Recuerda que eres dueño (a) de tu vida, convierte tu libertad en valor.
Por: Isabel Gómez, es Mentora y Coach Profesional. Licenciada en Ciencias del Trabajo, Master en Marketing, MBA y Emprendedora vocacional.
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Publicado por: TuDecides.com.mx
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