(CNNExpansión.com) — Cautela, pareciera ser una palabra muy frecuente en época de recesiones laborales; hay reservas para contratar a más personal, dar otras prestaciones y aumentar los ingresos del trabajador.
Tan sólo en el segundo trimestre de este año, los empleos que registraron sueldos menores a los dos salarios mínimos aumentaron en 1.1 millones respecto a lo registrado en ese periodo en 2009, según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).
Lo primero en una desaceleración es volverse más disciplinado y creativo al evaluar dónde y con quién se pedirá trabajo. Puede haber varias opciones laborales afuera, pero eso no implica que el candidato encaje en todas. Necesita, como base, tener una idea de a qué tipo de plaza aspira y luego crearse una "metodología" para llegar a ella.
"Esto implica fijarse un horario para concertar citas y entrenarse con artículos o talleres para tener mejores entrevistas, entre otros aspectos. Es importante tener una lista de tareas diarias, detalla el académico.
El empleado debe asimilar un fenómeno importante: posterior a una mala racha financiera, aunque desaparecen empleos, se crean otras plazas en las que nadie hubiera pensado antes, porque las crisis dejan nuevas necesidades, comenta en su libro What Color Is Your Parachute, el autor Richard Nelson Bolles.
Un caso claro son los abogados especialistas en temas de impuestos, que en México han cobrado gran complejidad, cita como ejemplo la firma Michael Page.
Insertarse en el mercado laboral en crisis implica, incluso, un cambio mental. "La persona debe entender que tal vez no conseguirá un empleo idéntico al que tenía. A lo mejor en su nueva oficina no tiene prestación de gastos médicos mayores, pero sí mayor disponibilidad de tiempo para otra actividad.
La flexibilidad para negociar esos cambios es indispensable en esta etapa y sólo se llega a ésta si la persona tiene bien definido sus metas laborales y personales, comenta la pedagoga de la Universidad del Valle de México, Lilia Pérez.
Otro requisito, añade, es analizar si las destrezas con que cuenta se pueden ocupar en un puesto nuevo, o es necesario adquirir otras, según la industria y la actividad a realizar. Muchas de las nuevas demandas en que la gente debe actualizarse son tecnológicas, aprender aplicaciones como administración de redes, de base de datos, entre otros, platica García.
Para Soria, una tendencia clara que enfrentan los empleados es un aumento en las horas laborales y en el tipo de tareas a realizar, así que muchas personas al realizar una adecuada búsqueda se percatan que la crisis les representó una oportunidad para replantear sus objetivos laborales y encaminarse a proyectos donde se sientan más vinculados.
¡Anótalos!
Una vez que tengas definido los por qué de tu cambio y el empleo al que aspiras, hay otras recomendaciones que no debes perder de vista para convertirte en un candidato cotizado. Los entrevistados sugieren:
1. Luce tus conocimientos. Según el tipo de puesto tendrás que demostrar tu habilidad en ciertos campos. Ejemplo, si eres un profesionista en comunicación y te interesa ingresar a una agencia de Relaciones Públicas, lo primero que pedirán son pruebas escritas (como redactar un boletín) y una conversación en inglés (posiblemente). Averigua cuáles son los retos que te pedirán y prepara información para cumplirlos.
2. Piensa en imprevistos. Los reclutadores tienen estrategias para medir características que se demandan en los trabajos, como tolerancia a la frustración, capacidad para ‘moldearse' a varios escenarios y labor en equipo. Con base en ello, pueden hacerte cuestionamientos que les refiera tu actitud a estos temas. Ejemplo de esas preguntas: ¿en anteriores trabajos cómo sabías que te desempeñabas adecuadamente?, ¿qué son para ti resultados positivos? O bien, ¿si de camino a la oficina tienes algún percance cómo reacciones; te molestas, le llamas a tu jefe? Hay que estar preparado para contestar denotando tu habilidad de adaptación.
3. La regla de oro. Sobre todo en la entrevista: evita caer en la tentación de hablar mal de tu jefe anterior o incluso señalar sus errores. Eso además de darte una mala imagen (pues lo importante es concentrarte en el nuevo empleo) te da cierto aspecto de incongruencia, porque a final de cuentas tú decidiste estar en ese un mes o varios años, por la razón que fuera. Señalar negativamente a la organización anterior resta profesionalismo.
Fuente: CNNExpansión.com / Por: Ivonne Vargas
Publicado por: TuDecides.com.mx
Edición: Adrián Soltero
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