Durante los últimos años ha mejorado el panorama laboral para las mujeres mexicanas, pero aún falta mucho para equilibrar las condiciones de trabajo que tienen los hombres. Y aunque podríamos relacionar el stop que han sufrido las trabajadoras a un alza generalizada del desempleo (subió 0.16% hasta quedar en 5.74% en junio), el problema golpea con mayor fuerza al sexo femenino.
Lo anterior se nota sobre todo en la variación experimentada por ambos sexos durante junio de este año, en comparación con igual mes de 2010. Así, tenemos que la tasa de desocupación en los hombres registró sólo una ligera subida, al pasar de 5.23% a 5.26%, mientras que en las mujeres se incrementó de 4.75% a 5.69% en el mismo lapso.
La diferencia también queda demostrada al interior de las empresas, donde estas mismas aceptan el desbalance que hay entre ambos sexos. De acuerdo con un estudio de la empresa de gestión de recursos humanos Manpower, que abarcó un universo de cuatro mil 800 empresas mexicanas, 57% de las firmas aseguró que menos de 40% de su plantilla laboral corresponde a mujeres.
La pregunta es: ¿por qué las empresas mexicanas están contratando más hombres que mujeres?
Los prejuicios de siempre
Una de las principales tesis tiene relación con un problema que se ha vuelto tradicional en el entorno laboral; el denominado “Techo de cristal”; freno invisible que no les permite llegar a la cúspide de las empresas.
La investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Gina Zabludovsky, expresa en su estudio sobre mujeres en cargos de dirección, que: "Si ellas casi no reciben ingresos, habría que preguntarse por qué, es un hecho que eso no responde a la falta de estudios, porque hombres y mujeres van a la par en todos los niveles escolares, en las últimas tres décadas la participación de las mujeres en las universidades se triplicó, incluso alcanzó el 51% en 2005. Además, ellas destacan más que ellos en promedios de calificaciones".
Zabludovsky explicó que todavía no se erradica de las organizaciones el modelo de autoridad jerárquica, basado en la burocracia, en el que el papel de la mujer es una extensión de su rol en el hogar (apoyo al hombre) y destaca en ese mismo sentido, la función de las esposas de los ejecutivos, que con trabajo, también invisible, respaldan sus logros.
En aquel estudio la socióloga asegura que el fenómeno llamado Techo de Cristal sigue existiendo "aunque hay casos individuales en los que ellas no han sentido estos obstáculos", agregó la socióloga.
Otra investigación denominada “Las mujeres Ejecutivas y el Techo de cristal" realizado por Marisa Belausteguigoitia, de la UNAM, e Imanol Belausteguigoitia, del ITAM, indica que los buenos resultados académicos no se han traducido en las organizaciones mexicanas.
"Durante las últimas dos décadas la participación de las mujeres en distintos espacios se ha ampliado a todos los ámbitos, incluyendo las ocupaciones consideradas tradicionalmente masculinas, como las áreas de ciencia y tecnología. Lo que parece más difícil de alcanzar, sin embargo, es una proporción equitativa de mujeres en puestos directivos. El techo de cristal no se ve.... pero existe", explica el documento.
El reciente estudio de Manpower también señala al “techo de cristal” como el principal obstáculo que tienen las mujeres, tanto en salarios como en prestaciones y posibilidades laborales. Este es un fenómeno común en América Latina, donde la tasa de desempleo masculina es de 5.8% y la femenina de 9.3% de la PEA.
Sin embargo, el estudio de Manpower revela otro elemento preocupante, el referente a la productividad.
Más productivas que los hombres
Según Manpower, pese a que 70% de las empresas expuso que la productividad aumentó desde que incluye a mujeres en sus plantillas laborales, aún se mantiene una amplia desigualdad.
Las mujeres tienen más facilidad para adaptarse a las innovaciones y son más disciplinadas y responsables, porque sus roles de vida así se lo exigen: esposa, madre, hija, ciudadana.
Dichas características se han ampliado hoy al sector laboral, donde obtienen sus frutos.
Son más efectivas durante la jornada laboral porque son mejores administradoras del tiempo y es observable en la calidad de sus trabajos una clara orientación al detalle y conciencia de costos, lo que las hace productivas.
Otras de las razones tiene que ver con la imposibilidad de llevarse trabajo a sus casas, donde cumplen otros roles que exigen su atención casi por completo.
Tomando en cuenta lo anterior, ¿qué se puede hacer para disminuir estas costosas diferencias tanto para la sociedad como para las empresas?
Fuente: www.altonivel.com.mx
Publicado por: TuDecides.com.mx
Edición: Adrián Soltero
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