El cerebro humano es un campo de tensión entre dos fuerzas opuestas: una conservadora, que se aferra a lo conocido y busca estabilidad, y otra innovadora, que persigue lo nuevo para adaptarse a un mundo en constante cambio. Esta contradicción no es un obstáculo, sino una oportunidad: cuando ambas fuerzas se armonizan, se incrementa la productividad y el desarrollo personal.
La fuerza conservadora automatiza conocimientos y hábitos para ahorrar energía, mientras que la creativa desafía lo establecido y busca mejoras. Sin embargo, cuando una predomina excesivamente, se generan dos tipos de mentalidades: la proactiva (PRO) y la reactiva (RE).
Las dos mentalidades: PRO y RE
Mentalidad Proactiva (PRO): Se anticipa a los problemas, los asume con responsabilidad, busca soluciones y genera impacto positivo en su entorno. Un proactivo no espera que las cosas sucedan, sino que toma la iniciativa y actúa de forma estratégica. Logra que las cosas ocurran
Mentalidad Reactiva (RE): Responde a los problemas solo cuando aparecen, se siente víctima de las circunstancias y tiende a culpar a otros. Su acción no es deliberada, sino impulsiva, guiada por emociones primitivas y momentáneas.
El PRO construye puentes y genera confianza con su entorno. En cambio, el RE se enreda en conflictos y termina siendo evitado por los demás. Mientras que el primero está orientado a mejorar y liderarse a sí mismo, el segundo se deja arrastrar por sus impulsos.
Transformación: de RE a PRO
Si te identificas con un comportamiento reactivo, la buena noticia es que puedes cambiar. La clave es tomar conciencia y entrenar la mente para responder con inteligencia y no con impulsividad.
- Identifica tu reactividad: Reconoce en qué momentos tiendes a reaccionar de manera automática.
- Evita actuar en caliente: Cuando enfrentes una situación desafiante, tómate un respiro antes de responder.
- Elige tu lenguaje interno: Sustituye frases como «No puedo» por «Voy a intentarlo» y «Esto es un problema» por «Esto es una oportunidad de aprendizaje».
- Practica la mejora continua: Actúa de manera diferente en situaciones recurrentes. Introduce pequeños cambios que te lleven a resultados distintos.
- Desarrolla tu autocontrol emocional: Aprende a regular tus emociones para no dejarte llevar por la primera reacción instintiva.
- Expande tu círculo de influencia: No centres tu atención en lo que no puedes controlar, sino en lo que sí puedes mejorar.
El Poder de la Educación y el Entorno
Ortega y Gasset afirmaba que «el hombre es él y sus circunstancias». Es decir, nuestro contexto influye en nuestra forma de pensar y actuar. La buena noticia es que también podemos modificar ese contexto a través de la educación y el autoconocimiento.
Las características personales no son fijas ni inmutables. Con entrenamiento mental, técnicas de pensamiento crítico y desarrollo emocional, es posible migrar de una actitud de reacción a una proactiva. No se trata solo de aprender datos, sino de adquirir herramientas para transformar la forma en que enfrentamos la vida.
Conclusión: Cambiar es posible. Sal de la zona de confort, desafía tus reacciones automáticas y conviértete en un creador consciente de tu futuro. Elegir ser proactivo no solo mejora tu rendimiento, sino que transforma tu entorno y genera impacto positivo en los demás.
Fuente: Emprendedores News Por: Dr. Horacio Krell. Titular de ILVEM –
Publicado por: TuDecides.com.mx
Edición: Adrián Soltero
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