Para cualquier cliente es de suma importancia recibir una buena atención en el momento en el que decide hacer una compra; del trato que recibe también depende si vuelve a comprarte otra vez o no. Los clientes son parte fundamental del negocio, ellos hacen que tu empresa siga de pie y mantener una buena relación es un plan en el que debes trabajar todos los días.
A veces puede ser muy frustrante el tiempo y el esfuerzo que se le dedica a esta relación, ya que puede percibirse como que “no estamos trabajando”, pero siempre hay cosas que puedes hacer para que vayan por buen camino.
Lo más básico es que tu producto sea de excelente calidad y que los sorprendas con lo que estás ofreciendo, de tal forma que superer sus espectativas desde buscan el producto o servicios, hasta la experiencia después de la compra (desempacar el producto, atención después de la compra, servicios o mantenimientos, etc).
Recuerda: Queremos que los clientes regresen y que nos recomienden, de ahí que mientras más impresionados queden, será mucho mejor.
Por otro lado, el reto siempre es evitar el primer error que se da en ventas: creer que todos los clientes son iguales. Al contrario, como cada cliente es distinto, lo que funciona con alguno, tal vez no funciona con otro. Para esto, es de suma importancia conocer a cada persona e identificar sus necesidades y deseos. Eso se logra simplemente hablando y preguntando. La comunicación es la forma más eficaz para obtener esa información.
Una vez que sabes esto, entonces se puede personalizar el servicio. Otras empresas más consolidadas recurren a complejos estudios de mercado para determinar si se pueden obtener algunas generalidades dentro de la diversidad de tipos de clientes. Cada respuesta distinta es una oportunidad para el desarrollo y la investigación de nuevas interaciones de nuestro producto, y deberá valorarse cuáles son las que tienen mayor importancia estratégica.
Siempre busca la forma de ser mejor
No importa que tan bien hagas algo, siempre se puede mejorar. Esto se tiene que tomar en cuenta. Si tu cliente te da alguna crítica, no lo ignores, hazle caso y corrige para mejorar tu oferta de valor y la atención al cliente. Te va a ayudar muchísimo con futuros consumidores. Nada habla mejor de una empresa que su capacidad para salir adelante y progresar con el mayor dinamismo posible.
Para algunos negocios, sobre todo si son de productos más que de servicios, puede que funcione la filosofía de “tómalo o déjalo”, pero lo cierto es que eso no deja a los clientes completamente satisfechos. Obviamente hay límites a lo que podemos ofrecer, no se trata de perder. La idea es estar abiertos a lo que nos piden y dar lo mejor.
Otro consejo para mejorar la relación con los clientes es, sencillamente, tratarlos humanamente. Todos somos personas, todos tenemos familia e intereses. Si muestras que te importa lo que le pase a tu cliente, probablemente eso ayude a fomentar la confianza que existe entre ustedes, en pocas palabras ser empático. Lo importante es no rebasar el límite y mantenernos dentro de lo profesional. Hablando de la confianza, no hay nada que peor que mentir para destruirla. Hay que ser honestos con los clientes, es decir, no prometer más de lo que podamos cumplir y, desde luego, siempre cumplir lo que prometemos.
Existen muchos vendedores que piensan que la clave es el precio, pero en realidad la clave es el valor. El cliente normalmente puede darse perfectamente cuenta del beneficio que está sacando de lo que ofreces y así queda convencido de que es una transacción que le conviene, lo que logra que la relación sea vuelva perdurable. En este sentido, si los beneficios de tu producto para este cliente en particular no son tan evidentes, vale la pena evaluar si nuestra estrategia de ventas lo convence de estas ventajas. ¿Se le demostró el producto? ¿Los vendedores o demostradores comprenden la necesidad que trajo al cliente a nuestro negocio?
Recuerda que tienes que dar seguimiento a los clientes aún cuando el negocio haya finalizado. Tienes que hacerles ver lo importantes que son para ti. Esto no quiere decir hacerle perder el tiempo, pero tal vez sea suficiente mandar un correo para saber cómo va con lo que adquirió. Si el cliente es muy importante para ti, puedes hacer un esfuerzo por recordar fechas importantes para él, como su cumpleaños. No es que tengas que hacerle una fiesta, pero si mandar un correo por parte de la empresa felicitándolo.
Si ya tenemos un cliente con lealtad a la empresa, entonces es momento de recompensarlo. Eso se puede dar mediante descuentos o servicios VIP que se adquieren con el tiempo. Es decir, si es la décima vez que regresa por tu servicio o producto, puedes pensar en bajar el precio, añadir algo extra a lo que adquiere, o, si es un servicio incluir niveles para mejorar su experiencia con la marca.
Para lograr esta meta, es importante que la empresa comunique bien a su equipo de trabajo, y en especial a su fuerza de ventas o a los departamentos que tienen trato directo con el cliente; cómo se les percibe, qué importancia se les atribuye, y de ser posible, establecer recompensas o incentivos al interior cuando el trato al cliente sea consistente con los valores de la empresa y nos genere fidelidad y satisfacción total, además de tener una buena imagen al exterior, alientas a tu equipo de trabajo a dar el mejor servicio y atención posible.
Fuente: entrepreneur Por: Jordi Greenham
Publicado por: TuDecides.com.mx
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