El mundial llegó como una gran celebración que se manifestó en cada rincón... sin embargo, a veces pienso que la vida es un eterno juego de pelota. Si miramos con atención, encontramos que todo tipo de relación se encuentra en un escenario específico, cuyo contexto será el que imponga las reglas.
De la misma manera en la que se desenvuelven estos partidos, los vínculos son un constante intercambio. Las reglas de cada cancha son distintas, al igual que la dinámica y desarrollo de sus jugadores.
En el golf la competencia está más enfocada hacia uno mismo, en el tenis es un “one on one”, el futbol americano implica a varios jugadores llenos de fuerza en constante movimiento y no tiene nada que ver con el ritmo del beisbol.
La rápida dinámica del basquetbol jamás se podría asociar con la rectitud del boliche. En el voleibol son las manos las que entran en acción, mientras que en el soccer significaría una gran penalización. Con esto es evidente que aunque el común denominador es la pelota, su función es muy distinta en cada uno de las diferentes canchas.
A veces sucede que no tenemos muy claro en qué cancha estamos jugando, ni de qué tipo de deporte se trata. Esto genera una confusión increíble, la poca claridad que tenemos nos llena de contradicciones en las que constantemente estamos cambiando de juego, de cancha y de reglas. Tal fue es caso de Sarah Jessica Parker en su papel estelar dentro de la película “Sex and The City 2”.
¿Por qué algo tan simple se vuelve tan complejo? ¿Por qué cuando nos enamoramos, de pronto corremos? ¿Por qué cuando somos infelices nos quedamos inmóviles? Lo que sí sabemos es que una vez que lo sientes, jamás lo olvidas. Es un tatuaje invisible que te marca de por vida. Así es el amor, cambia, se transforma.
Siempre presente aunque siempre diferente, mientras que el sexo y la pasión pueden ir y venir, son parte del fuego que se prende y que eventualmente se extingue.
Una década atrás saltó a la fama la serie que, con sede en la Gran Manzana, nos compartía la historia de 4 amigas entrañables, sus encuentros y desencuentros con los hombres, el trabajo y sus ilusiones.
Su éxito radicó principalmente en que los temas tratados son y serán atemporales. Las distintas generaciones de mujeres y hombres nos llegamos a identificar poco o mucho con los divertidos episodios. Carrie, Miranda, Charlotte y Samantha marcan de alguna manera los esterotipos base. No importa si creciste en los 70’s o si los 90’s son tu década, la búsqueda interna siempre ha existido sin importar en qué parte de la línea del tiempo nos encontremos.
Con motivo de esta segunda película llegué a la premiere en la ciudad de Nueva York, para descubrir qué seguía dentro de este famoso cuento de hadas.
Llegue a la alfombra roja acompañada por mi amigo Itay Malkin, el joyero de origen israelí, quien se ha distinguido por haber introducido al mundo de las joyas los diamantes negros. Su presencia en este film es de gran relevancia ya que él ha sido el primer creador de la genial idea de un anillo de compromiso pero en color negro.
Una pieza impactante realizada con una piedra de 5 quilates montada sobre oro blanco y un pavé de 80 brillantes, para completar la ecuación. Una pieza impactante que logró una escena inolvidable casi al terminar la historia, cuando Mr. Big le entrega a su amada esta roca junto con una adecuada frase..”Because you are not like anyone else....”
Éste, sin duda, fue el cierre perfecto, aunque platicando con Patricia Field, la aclamada vestuarista responsable de hacer iconos de la moda a estas actrices con sus geniales combinaciones, me dejó entre ver que la parte numero 3 es muy posible llegue al cine. Celebrando en la fiesta realizada en su honor, Pat se encontraba ofreciendo Cosmos a todos los presentes, presumiendo la botella de Vodka que diseñó en colaboración con Skyy.
Sin duda, los mejores martinis para acompañar la pasarela de Ivana, la diseñadora de trajes de baño y ropa de playa, de origen serbio, cuya espectacular colección pudimos apreciar en el film. Y por lo visto esta historia continuará... Having a blast with Pat.
La Vie en Rose
El arcoiris requiere de una variedad de elementos para ser formado. Jamás sería lo mismo si faltara un elemento dentro de éste.
Un color puede llegar a tener miles de definiciones. Su uso constantemente es relacionado con una intención concreta, específica y calculada. Pero en algunas ocasiones se puede traducir como un símbolo que describe una auténtica proyección de gozo... La Dolce Vita.
Rosé, es un propuesta que va más allá de una simple tonalidad. Sutil pero sensual, intenso pero discreto que tiene una historia de real impacto. En su ADN se combinan gran parte de las casas reales de Europa.
Su padre, el Príncipe Alexander de Yugoslavia, hijo de la Princesa Olga de Grecia y Dinamarca y el Príncipe Paul de Yugoslavia; su madre, la Princesa Pia Maria de Savoy, hija de la Princesa Marie Jose de Bélgica y el Rey Humberto
II de Italia.
Para Dimitri ver joyas, aquellas dignas de reyes y reinas, era parte de la utilería diaria.
Como decía una de sus abuelas, “son parte del disfraz”... sin embargo, su pupila quedó cautivada por el enigmático misterio que existe dentro de ellas. Sin duda, representan un paraíso en sí. A pesar del lujo y la opulencia que acompañan a las cunas doradas, este Príncipe encontró una curiosidad inmensa en todo lo relacionado a lo abstracto, místico y cósmico.
Después de estudiar las leyes del hombre y convertirse en un abogado, decidió estudiar las leyes de la naturaleza y la estética. No pudo huir de su destino y creó la línea de joyas con su mismo nombre.
Este hombre a quien siempre se le dijo que la verdadera delicadeza se encontraba en “mirar con los dedos y tocar con los ojos”, tomó todos sus memorias, que incluían las coronas célebres de la familia, junto con su desarrollo en la geometría y la astrología.
Las piezas de Dimitri son perfectas, impresionantemente llevadas a cabo no sólo por el exterior, sino también por la parte no visible, la cara que no se le da al mundo es tan impactante como la que sí. Estas joyas tienen alma, se van descubriendo y transformando, ya que muchas de ellas, a pesar de ser collares o pulseras de cientos de miles de dólares, tienen la adaptabilidad de ir cambiando en su forma. Esa misma característica que todos requerimos de vez en cuando.
Más allá de la era de acuario, de nuestro origen como base, éste es, sin duda, el tiempo de la transición hacia una avenida de grandes cambios por venir.
NUEVA YORK (Mundo Elite / Por Ivonne Cohen)
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