Para atraer al mejor talento, se necesita también comunicar que se es la mejor empresa en todo el proceso de reclutamiento. El reclutador es el vendedor interno de la corporación, es él quien proyectará de primera instancia todo el valor que la empresa representa desde su interior.
Si se ha hecho una correcta elaboración del ADN de la empresa, entonces éste puede ser comunicado e identificado para reclutar a quienes son afines a este código genético empresarial, en donde se define todo lo que hace diferente y única a la corporación. En otras palabras, es una definición de la personalidad corporativa expresada en el recurso humano.
Todo reclutador o responsable del área de recursos humanos tiene en su ejercicio profesional una gran responsabilidad. Él debe ser el primero en “vivir y creer” en ese ADN corporativo y preguntarse si está contento de trabajar en la empresa, si su gente se siente a gusto y valorada, si hay una visión en el desarrollo profesional de su gente a largo plazo.
Muchas veces el reclutador o persona a cargo de la selección, evaluación y contratación de nuevo talento es el menos preocupado en proyectar una buena imagen de la empresa, cree que al no tratar con clientes no es importante, ya que son los candidatos quienes necesitan trabajar.
La imagen es intangible
Para que la buena imagen hacia el interior de la empresa sea posible es necesario que la visión, la misión y la cultura se conviertan en acciones visibles para todos los integrantes de la organización. El responsable del área de recursos humanos es el encargado de ejecutar el plan de imagen interno.
¿Cuál es la calidad del servicio que su empresa puede esperar? Pregúntate cómo trata tu empresa a sus empleados.
La manera en que tu empresa trate al personal será la manera en que su personal trate al cliente. Muchas veces sucede el mismo inconveniente: la empresa desea que la imagen de su personal impacte positivamente en los resultados y rentabilidad de la firma, que sea de primer nivel; sin embargo, muchas veces el recurso humano no se siente “comprometido” ni “orgulloso de pertenecer a la firma”, en estos casos es remar contra corriente.
La imagen que perciba el cliente será siempre el reflejo de la imagen que el empleado tenga de la firma.
Se debe convertir a los empleados en “verdaderos socios” del crecimiento de la empresa, no solo llamarlos “socios” por estrategias fiscales. Las empresas líderes reconocidas como “las mejores para trabajar” son aquellas que invierten más en capacitación que en publicidad y han trabajado antes para que el entrenamiento dé resultados.
Fuente: www.mundoejecutivo.com (Empresas y Empresarios / Por David Navarro Martínez- Experto en imagen pública y colaborador en Monster.com.mx)
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