Ya lo he compartido en otros artículos: a los 30 estaba totalmente quebrado; sin trabajo y sin prospectos, con deudas y créditos que me asfixiaban y con mi primer hijo en puerta. Estaba verdaderamente desesperado. Fue una época oscura.
A pesar de que tenía estudios y había tenido algunos buenos trabajos, por alguna razón parecía nunca poder salir del agujero, del “ya merito”, de estar bruja quincena tras quincena. Estaba cansado de estar cansado. Era evidente que estaba haciendo algo mal, pero ¿qué?
De mi hermano recibí el mejor consejo financiero que jamás he recibido (me recomendó leer un audiolibro de Dave Ramsey) y allí empecé un viaje de aprendizaje que me llevó a cambiar mis hábitos y paradigmas; ahorrar, matar deudas, emprender e invertir. Hoy las cosas están mejor, aunque aún me falta mucho mucho por crecer y por aprender.
Este viaje se materializó en un libro: Por qué los ricos se hacen más ricos (y tú sigues sin llegar a quincena), que escribí con un gran amigo y brillante emprendedor, Salvador Manzano y que ha publicado Panorama Editorial. Para este libro buscamos y revisamos literatura financiera de siglos y de distintos autores. Si bien cada uno presenta distintos mecanismos y conceptos, pronto encontramos cinco reglas que parecían estar presentes en todos los sistemas de riqueza occidentales y orientales de todas las épocas. Les llamamos las claves universales de la riqueza, y son cinco.
No creemos que “cualquiera” puede hacerse millonario ni, mucho menos, que el pobre “es pobre lo que quiere” o porque “no tiene hambre”. Eso es falso, ofensivo e ignorante. Lo que sí creemos, en cambio, es que todas las personas, con información y voluntad (y a veces, con un poco de ayuda) pueden mejorar su situación y la de los suyos, transformar sus hábitos y con ellos, su destino. Pensamos que el libro puede ayudarte a ti y a muchos otros.
Las Cinco Claves Universales De La Riqueza no son recetas mágicas o esquemas rápidos, sino conceptos probados que pueden ayudarte a construir un futuro mejor. Aquí te las comparto:
1. El hombre rico se paga primero a sí mismo
Esto es algo que pocas personas saben: los ricos no son los que tienen mejores sueldos. Hay muchas personas con grandes sueldos que nunca salen de pobres, porque sencillamente se gastan todo lo que ganan. Son personas que, cuando tienen buen sueldo, tienen coches, ropa de marca y viajes y, cuando pierden ese sueldo, se encuentran en la calle. La mayoría de las veces gastan, incluso, por encima de sus ingresos, complementando con malos créditos lo que les falte.
Los ricos no son solo los que salen en portadas de revistas o manejan autos de lujo. La inmensa mayoría de los ricos son más prudentes y desconocidos. Son personas que han dejado de remar y que han sabido construir un barco, que flota y fluye sin necesidad de estarlo empujando. En otras palabras, siembran árboles en vez de comprar manzanas.
Es tan sencillo que parece absurdo, casi ofensivo, pero jamás podrás salir de “bruja” a menos que adquieras el hábito del ahorro. No es cuánto ganas, sino cuánto guardas, lo que te hace rico. El dinero ahorrado se convierte en inversión y la inversión, en ingresos pasivos que constituyen un “flujo de rico”. Es decir: dinero que genera dinero.
La regla es ésta: si trabajas a cambio de dinero y ese dinero lo gastas, siempre serás pobre. Pero si ahorras para invertir, poco a poco irás creando una bola de nieve que crecerá, bien administrada, hasta hacerte libre. Entonces podrás hacer lo que quieras, vivir como quieras y descansar.
“Pagarse primero a sí mismo” significa poner el ahorro por delante de cualquier otra cosa. Separar al menos el 10% de todo lo que ganas (antes de pagar renta, antes de ir al cine, antes de ir al super: antes de todo). No importa si empiezas ahorrando un peso, pero ahorra siempre. Para el ahorro, es más importante el hábito que la cantidad.
El problema de este punto es que la mayoría no quiere hacer los sacrificios que esto implica: gastar menos, ahorrar más y aprender a retrasar el placer. Si tú, en cambio, vives algún tiempo como nadie quiere, podrás vivir después como nadie puede.
2. El hombre rico tiene un plan
¿Te ha pasado que llegas a fin de quincena y te preguntas “a dónde se fue mi dinero”? Nos ha pasado a todos y quizás no hemos acostumbrado, o pensamos que es “lo normal”, pero no lo es; al menos para las personas que quieren avanzar. Luego nos justificamos diciendo que el dinero es malo o que es mejor “ser pobres, pero honrados”.
No te confundas. Se puede ser rico y honrado. El dinero no es malo, como piensan algunos. Es una herramienta como cualquier otra, que puede usarse para bien o para mal. Pero el dinero tiene su personalidad, y le gusta hacer lo que quiere, brincar de un lado a otro y perderse sin que te des cuenta.
Como cualquier cosa importante, el dinero es parte de un proyecto de vida y un buen proyecto requiere un buen plan. Las personas ricas tienen y siguen un presupuesto; es decir, le dicen a su dinero a dónde ir en vez de preguntarse ¿a dónde se fue? Incluso personas con grandes sueldos, con herencias o hasta la lotería se quedan en la calle cuando no saben administrar lo que tienen.
El dinero que no tiene un propósito pronto encuentra un escape. Empieza por hacer un presupuesto básico de ingresos y gastos en tu hogar. Sé honesto contigo mismo y ponlo por escrito. Aunque ganes dos mil, cinco mil o diez mil pesos: administra ese dinero igual que si fueran millones. Si aprendes a andar en triciclo, podrás andar en bicicleta; y después en bicicleta grande y al final en motocicleta.
Pero no puedes “hacerte rico” si no sabes administrarte cuando eres pobre. Es la forma más segura de perder el dinero que puedas llegar a tener.
3. El hombre rico busca consejo
Quizás porque les da pena, o por que no saben a quien pedir; o no saben qué libro leer o qué curso tomar; la mayoría de las personas no piden consejo. Ese es un hecho de la vida y uno que puede estar deteniendo tu presente y tu futuro.
La mayoría de las personas que conocemos operan con frases hechas de sabiduría popular; muchas de ellas falsas o que no aplican en todos los casos. “El que nada debe, nada tiene”. “Mejor comprar que rentar”. “Hay que sacar una tarjeta para tener historial”. “Mejor pobre que honrado”. “Los ricos son malos”. “El dinero es la causa de todos los males”. “Solo se vive una vez”. “Lo bailado nadie me lo quita”. “Hay que gastar 3 meses de sueldo en la fiesta de XV años…”.
Deja de escuchar “lo que todos hacen” (porque “todos” no son ricos) y empieza a escuchar lo que hacen los ricos. Para empezar, si tienes un familiar o conocido rico, no le pidas dinero y no le pidas trabajo; pídele consejo. Te sorprenderás de todo lo que puedes aprender con un consejo de alguien que te conoce, te quiere y sabe sobre dinero.
Pide consejo a quienes saben: busca libros, cursos, seminarios, podcasts, páginas web; cursos en línea y audiolibros… literalmente cientos de miles de recursos de expertos (muchos de ellos, gratuitos) y encuentra la inspiración y la ciencia para empezar a construir. No todos ahorran igual, ni invierten igual ni emprenden igual. Encuentra tu estilo, pero no te des por vencido.
Los ricos nunca dejan de aprender, y agradecen la sabiduría de donde venga. Saben que un buen consejo vale más que diez cofres de oro.
4. El hombre rico no trabaja para el dinero
“Que el dinero trabaje para ti” es una frase que has escuchado en muchas partes y que, quizás, te parezca un tanto ridícula, absurda o imposible. Pero esa frase es el concepto financiero más alto: es cultura financiera en su estado más destilado y puro. Si entiendes (pero de verdad entiendes) esa frase, tu riqueza está casi garantizada.
Cambiar tiempo por dinero es mal negocio. Es decir: vivir de tu sueldo o de tu trabajo es mal negocio. ¿Por qué? Porque el tiempo es limitado, tus fuerzas son limitadas y tu futuro es incierto. Tú puedes (y debes) trabajar para obtener dinero, pero ¡alto!, en vez de gastarlo todo, has de invertirlo. El dinero invertido genera dinero, aunque tú no trabajes. Genera dinero mientras duermes, mientras descansas, mientras viajas y, sobre todo, mientras aprendes, creces y te permites pensar.
El hombre rico no trabaja para el dinero; sino que el dinero trabaja para él. El hombre rico no trabaja para el dinero, sino para un propósito: para hacer lo que ama y lograr lo que desea. El hombre rico puede planear, soñar y trabajar con empeño, precisamente, porque no está preocupado de cómo va a llegar a quincena o cómo va a traer comida a la mesa el día de mañana. El hombre rico es, ante todo, libre.
Puedes invertir en lo que quieras, pidiendo consejo de quienes saben y son de tu confianza. No existe una sola vía o una sola opción. Es verdad que el dinero no compra la felicidad, pero sí que nos da la libertad para elegir dónde buscarla.
5. El hombre rico es generoso
“Los ricos deben ayudar a los pobres” es una frase, también, equívoca. No porque sea falsa, sino porque es incompleta. La frase correcta es “Las personas deben ayudar a las personas”; o “Debemos ayudarnos unos a otros”, los ricos sí, pero también los pobres y también los que estamos en el camino.
Quienes piensan que “ayudarán a otros cuando sean ricos”, probablemente nunca ayudarán a nadie, porque creen que la solidaridad depende de la riqueza, cuando en la realidad la ecuación es totalmente opuesta: la solidaridad crea riqueza, y no al revés.
Verás, todas las cosas que ya posees (salud, tiempo, dos manos, experiencia, amistad) son más importantes que el dinero, porque son bienes en sí mismos; a diferencia del dinero que es solamente un medio. Si desde ahora aprendes a compartir lo que tienes (mucho o poco), te darás cuenta de que las cosas solo sirven cuando sirven a los demás. Y de eso harás un hábito de vida. Y así, cuando tengas dinero (¡ojalá sea mucho!), entonces podrás ayudar mucho a muchas personas.
En cambio, si cuando tienes poco dinero no creas el hábito de la generosidad, te será imposible hacerlo cuando tengas mucho. Es decir: quien no puede compartir un peso cuando tiene diez, no podrá compartir mil cuando tenga un millón. Los millonarios miserables existen… y son aquellos que creen que el dinero es un fin.
En cambio, el tiempo, el amor, la amistad, el consejo y sí, el dinero, son cosas que, cuando las damos, se nos regresan multiplicadas. Los hombres ricos (es decir, los hombres libres), saben esto y nunca dejan que su dinero los posea, sino que ellos se mantienen en control de su riqueza y su propia felicidad.
Esas son, pues, las Cinco Claves Universales de la Riqueza y están a tu alcance y al alcance de todos. Tú puedes ser rico, libre y con propósito. Simple, sí. Sencillo, no. ¿Te atreves?
Fuente: entrepreneur.com / Por: Francisco García Pimentel
Publicado por: TuDecides.com.mx
Edición: Adrián Soltero
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